miércoles, 25 de noviembre de 2015
Desahogo.
No son más de veinte minutos, depende la habilidad.Veinte, quince gloriosos minutos , algo más mágico que la heroína, ni todos los rosarios del mundo , ni todas las meditaciones dan una paz tan instantánea. Sentir sólo el dolor en la garganta y el vacío es como una segunda oportunidad, la mente en blanco y el corazón encabritado. Igual que con cuaquier placer, hay qué apelar a la cautela. Demasiada excitación puede conducir al atragantamiento. Sonreír con los hilillos de vómito en las comisuras . Sonrisas vacía en toda la extensión de la palabra., el mareo al levantarse. Limpiar la taza del baño y ver el remolino de tragos amargos, gritos, reclamos, llantos que alguna vez tenían qué salir. De la forma más violenta cuando se guardan demasiado tiempo.
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