lunes, 5 de diciembre de 2016

Despedida

Te escribí una carta y planeaba dártela ayer. Estoy avergonzada, me siento ridícula. La dejé consumirse en el mechero y seguí con mis anotaciones. Conforme transcurría la noche seguía pensando en las curvaturas de tu cuerpo, los rincones celestiales de tu piel. Me  voy a Austria en menos de tres días y sólo puedo pensar en los diferentes escenarios posibles de la vida. Pensé en ti y ofrecerte uno de los pocos logros que he tenido en la vida ¿ Cuántas veces en la vida has deseado empezar de nuevo lejos de todo? Yo cada día rezo por deshacer el camino, pero conforme el día avanza, mi valentía disminuye. No te conozco pero te intuyo,  la dulzura, lo oscuro, lo amargo. Hubiera deseado con el alma conocerte en otras circunstancias y ¿ qué te atrajo de mí? En realidad no soy  hermosa, mi cuerpo tiene muchas marcas y fluctúa siempre entre lo demasiado delgado u obeso. Quizá nunca lo sepa. Me siento atraída por detalles específicos de la gente, la piel, la sonrisa, los ojos, la voz, los tatuajes... ya sabrás lo que vi en ti que me llevó a aceptar tus coqueteos. No te conozco pero lo hubiera deseado, te lo juro. Puede ser que la imagen que construí de ti con los fragmentos que las relaciones modernas y virtuales permiten, no comulgue con la persona que eres realmente, pero es un descubrimiento que hubiera amado en cualquier forma. Tienes una magia que subyuga, disculpa lo cursi. Te deseo casi con rabia, pero siempre me intimida decir cosas fuera de lugar e incomodarte y ya no sé cómo portarme. Soy una mujer muy oscura, muy inestable, demasiado impertinente o demasiado tímida. Siempre estoy triste o enojada o distraída. Pero hay momentos, no tan escasos pero sí muy breves, en los que te aseguro soy muy dulce, muy cálida. No doy más de lo que puedo ofrecer pero no me reservo nada, aunque a veces no sepa expresarlo correctamente. No me aferro a las ilusiones y procuro matar las esperanzas. Porque la vida me enseñó la importancia de las certezas.
No soy tan ingenua, tengo bien claro mi papel y cómo desempeñarlo en cualquier circunstancia. Pero eso no impide que mi mente a veces viaje a otros escenarios y, qué maravilloso habría sido conocerte, compartir algo más que los sudores y la saliva, los vicios y las fluctuaciones. Soy muy frágil pero asumo cualquier daño sin quebrarme. Creo que dentro tuyo hay un mundo que se expande en cualquier otro cuerpo que toca, se desdobla en múltiples realidades y esa idea me ilumina. Me voy a ir a Austria y quiero que sepas que en un segundo, lejos de la luz de la razón, pensé invitarte conmigo. Mi cariño es inmenso y no se muere, es algo que la gente que me rodea sabe. Es así ¿ sabes? Somos un crisol de contradicciones, de dualidades. Se puede amar a un millón de personas al mismo tiempo y eso no es traición, es la naturaleza, es la vida latiendo en nosotros. Me guardo para siempre las cosas que vivimos como exclusivamente mías, estoy consciente que el impacto de haber coincidido en el mismo plano existencial no fue igual para ti y en realidad no me duele porque agradezco haberlo vivido. No me gustan las despedidas, a nadie le he dicho sinceramente que me voy en menos de tres días. Así que...

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