Te escribí una carta y planeaba dártela ayer. Estoy avergonzada, me siento ridícula. La dejé consumirse en el mechero y seguí con mis anotaciones. Conforme transcurría la noche seguía pensando en las curvaturas de tu cuerpo, los rincones celestiales de tu piel. Me voy a Austria en menos de tres días y sólo puedo pensar en los diferentes escenarios posibles de la vida. Pensé en ti y ofrecerte uno de los pocos logros que he tenido en la vida ¿ Cuántas veces en la vida has deseado empezar de nuevo lejos de todo? Yo cada día rezo por deshacer el camino, pero conforme el día avanza, mi valentía disminuye. No te conozco pero te intuyo, la dulzura, lo oscuro, lo amargo. Hubiera deseado con el alma conocerte en otras circunstancias y ¿ qué te atrajo de mí? En realidad no soy hermosa, mi cuerpo tiene muchas marcas y fluctúa siempre entre lo demasiado delgado u obeso. Quizá nunca lo sepa. Me siento atraída por detalles específicos de la gente, la piel, la sonrisa, los ojos, la voz, los tatuajes... ya sabrás lo que vi en ti que me llevó a aceptar tus coqueteos. No te conozco pero lo hubiera deseado, te lo juro. Puede ser que la imagen que construí de ti con los fragmentos que las relaciones modernas y virtuales permiten, no comulgue con la persona que eres realmente, pero es un descubrimiento que hubiera amado en cualquier forma. Tienes una magia que subyuga, disculpa lo cursi. Te deseo casi con rabia, pero siempre me intimida decir cosas fuera de lugar e incomodarte y ya no sé cómo portarme. Soy una mujer muy oscura, muy inestable, demasiado impertinente o demasiado tímida. Siempre estoy triste o enojada o distraída. Pero hay momentos, no tan escasos pero sí muy breves, en los que te aseguro soy muy dulce, muy cálida. No doy más de lo que puedo ofrecer pero no me reservo nada, aunque a veces no sepa expresarlo correctamente. No me aferro a las ilusiones y procuro matar las esperanzas. Porque la vida me enseñó la importancia de las certezas.
No soy tan ingenua, tengo bien claro mi papel y cómo desempeñarlo en cualquier circunstancia. Pero eso no impide que mi mente a veces viaje a otros escenarios y, qué maravilloso habría sido conocerte, compartir algo más que los sudores y la saliva, los vicios y las fluctuaciones. Soy muy frágil pero asumo cualquier daño sin quebrarme. Creo que dentro tuyo hay un mundo que se expande en cualquier otro cuerpo que toca, se desdobla en múltiples realidades y esa idea me ilumina. Me voy a ir a Austria y quiero que sepas que en un segundo, lejos de la luz de la razón, pensé invitarte conmigo. Mi cariño es inmenso y no se muere, es algo que la gente que me rodea sabe. Es así ¿ sabes? Somos un crisol de contradicciones, de dualidades. Se puede amar a un millón de personas al mismo tiempo y eso no es traición, es la naturaleza, es la vida latiendo en nosotros. Me guardo para siempre las cosas que vivimos como exclusivamente mías, estoy consciente que el impacto de haber coincidido en el mismo plano existencial no fue igual para ti y en realidad no me duele porque agradezco haberlo vivido. No me gustan las despedidas, a nadie le he dicho sinceramente que me voy en menos de tres días. Así que...
lunes, 5 de diciembre de 2016
miércoles, 23 de noviembre de 2016
Alturas
Me gusta el aire en la espalda. Olvidé mi chamarra y estoy usando apenas una camisa que deja descubierto mi abdomen, pero no tirito. Es por el café que bebí antes, supongo. Me recuesto en el piso y unas piedrillas se me clavan en la columna, pero no me muevo. Estoy muy cansada para moverme pero quiero seguir escribiendo.
La culpa es mía, lo sé. Me obligué a callarme algo demasiado tiempo. Es hilarante que me parezca incluso rutinario buscar amantes ocasionales para cualquier tipo de encuentro sexual, pero decir un simple " te quiero ¿ podemos por favor salir a comprar helado? " me paralice y me llene de terror. Es hilarante pero es lógico. Hay una parte muy oculta, quiero decir. Hay una edad muy frágil para formarnos respecto a nuestro cuerpo, una edad que no puede repetirse y sin embargo los hechos registrados en ella van a definir por siempre quién eres.
Quiero decir sin quebrarme que yo era una niña cuando aprendí que a los hombres les excita que les digas "no" y lo mejor por hacer es callar y esperar que todo acabe pronto. Era una niña cuando me enseñaron que no debía hablar de eso, que debía guardarlo muy profundo en mi y si no había espacio , debía sacar las cosas buenas y darlas a los demás. Sacar lo bueno. Guardar lo malo. Era una niña cuando debí irme a vivir con mi abuela porque estaba rota, aunque no haya sido mi culpa, aunque no haya comprendido lo que ocurrió, porque lo que recuerdo es la cara de vergüenza de mi papá cuando le dije que unos hombres me habían lastimado.
Lo primero que supe entonces de los hombres no fue algo positivo, pero el odio sólo pude dirigirlo a mí. Mi juicio quedó nublado para siempre. Aunque haya construido toda una vida, aunque sea una adulta , no puedo sanar esa parte de mi historia. Y los pequeños esfuerzos por salir de eso son fácilmente derrumbados. No puedo ir por la vida suplicando no ser tratada como un objeto, intentando demostrar que soy una persona. Contando a todos los eventos que me hicieron tan susceptible. Pero desearía que no doliera, por ejemplo, cuando él me dijo que tengo un culo divino pero como persona soy una mierda. Porque, dios santo, lo tengo clavado a fuego en la piel. Lo recuerdo siempre que estoy a punto de reconocerme a mí misma un buen trabajo. Sólo soy un buen pedazo de carne. Seguro me dieron a mí el trabajo en Austria porque soy un buen pedazo de carne, no por las horas y años de dedicación en sobresalir. Seguro dijo que me quiere porque va a pedirme algo increíblemente perverso. Seguro nadie puede verme de una manera ajena a la que yo me veo.
No puedo concebir el suicidio ahora, porque no creo que todavía exista algo vivo en mi interior, más que las cosas malas y no tengo algo bueno para dar. Es la enseñanza que tuve y me marcó. Lo bueno fuera, lo malo dentro, de lo contrario no sirves. Entonces no concibo el suicidio sino una especie de eutanasia mientras mido la masa, la altura de la azotea, el tiempo y el impacto. Mientras escribo dejo mis zapatos en la orilla de la escalera. Cuando termine la línea ya estaré justo en el filo. Y quizá...
La culpa es mía, lo sé. Me obligué a callarme algo demasiado tiempo. Es hilarante que me parezca incluso rutinario buscar amantes ocasionales para cualquier tipo de encuentro sexual, pero decir un simple " te quiero ¿ podemos por favor salir a comprar helado? " me paralice y me llene de terror. Es hilarante pero es lógico. Hay una parte muy oculta, quiero decir. Hay una edad muy frágil para formarnos respecto a nuestro cuerpo, una edad que no puede repetirse y sin embargo los hechos registrados en ella van a definir por siempre quién eres.
Quiero decir sin quebrarme que yo era una niña cuando aprendí que a los hombres les excita que les digas "no" y lo mejor por hacer es callar y esperar que todo acabe pronto. Era una niña cuando me enseñaron que no debía hablar de eso, que debía guardarlo muy profundo en mi y si no había espacio , debía sacar las cosas buenas y darlas a los demás. Sacar lo bueno. Guardar lo malo. Era una niña cuando debí irme a vivir con mi abuela porque estaba rota, aunque no haya sido mi culpa, aunque no haya comprendido lo que ocurrió, porque lo que recuerdo es la cara de vergüenza de mi papá cuando le dije que unos hombres me habían lastimado.
Lo primero que supe entonces de los hombres no fue algo positivo, pero el odio sólo pude dirigirlo a mí. Mi juicio quedó nublado para siempre. Aunque haya construido toda una vida, aunque sea una adulta , no puedo sanar esa parte de mi historia. Y los pequeños esfuerzos por salir de eso son fácilmente derrumbados. No puedo ir por la vida suplicando no ser tratada como un objeto, intentando demostrar que soy una persona. Contando a todos los eventos que me hicieron tan susceptible. Pero desearía que no doliera, por ejemplo, cuando él me dijo que tengo un culo divino pero como persona soy una mierda. Porque, dios santo, lo tengo clavado a fuego en la piel. Lo recuerdo siempre que estoy a punto de reconocerme a mí misma un buen trabajo. Sólo soy un buen pedazo de carne. Seguro me dieron a mí el trabajo en Austria porque soy un buen pedazo de carne, no por las horas y años de dedicación en sobresalir. Seguro dijo que me quiere porque va a pedirme algo increíblemente perverso. Seguro nadie puede verme de una manera ajena a la que yo me veo.
No puedo concebir el suicidio ahora, porque no creo que todavía exista algo vivo en mi interior, más que las cosas malas y no tengo algo bueno para dar. Es la enseñanza que tuve y me marcó. Lo bueno fuera, lo malo dentro, de lo contrario no sirves. Entonces no concibo el suicidio sino una especie de eutanasia mientras mido la masa, la altura de la azotea, el tiempo y el impacto. Mientras escribo dejo mis zapatos en la orilla de la escalera. Cuando termine la línea ya estaré justo en el filo. Y quizá...
lunes, 31 de octubre de 2016
Litio
Es una enfermedad que se controla, no que se cura. Lo tengo muy presente siempre que estando en el piso no pudo parar de gritar y golpearme la cabeza o , dios mío no otra vez, encontrar algún objeto para clavarlo en mi piel. Mi percepción de le realidad está intacta siempre y es lo más doloroso, ser consciente todo el tiempo y no poder contenerme, no poder soltar el cuchillo, no poder callarme, no poder levantarme. Estoy sola al menos, pero cuando escucho a Ulises entrar a casa comienzo a llorar más asustada.
La pastilla que Ulises me obligó a tragar hace que el episodio dure apenas cuatro horas, que pudieron volverse semanas enteras. Parece magia, sólo cuatro horas. Horribles y extenuantes.Entre jaloneos, logró limpiarme las heridas y recostarme, pero no podía controlarme. " Lamento mucho esto, flaca, pero si no te la tomas no vas a poder dormir" odio los somníferos y él lo sabe. Por eso su cara de tristeza y angustia. Me mata la culpa, porque él viene de una jornada larguísima fuera de casa y no ha descansado bien últimamente. Hago el esfuerzo de abrir la boca, pero no puedo detener las lágrimas ni evitar la debilidad de mis piernas. Me carga hasta la cama, recarga mi cabeza en su pecho y comienza a arrullarme. La cabeza me duele insoportablemente pero estoy cansada para seguir gritando."¿ Me cuentas otra vez el cuento de los conejitos y el tren descarrilado?" le digo apenas balbuceando, pero él comprende y sonríe sobre mi frente.
El litio me obliga a dejar de llorar y levantarme de la cama, o respirar con tranquilidad y darme un segundo de calma.Pero no evita las crisis, ni me ayuda a controlar mis actitudes frente la comida, frente situaciones donde no se debe usar la violencia, frente a los estímulos sexuales o las drogas. La realidad es esta, sin máscaras ni posturas, yo esperaba ser una buena pareja para Ulises, ser una buena profesionista y destacarme, ser una buena hija,una buena hermana, pero el esfuerzo me agotó. Comienza soltando un poco, si una copa de más después conlleva a una línea en el baño donde alguna persona encuentre atractiva mi vulnerabilidad y yo no quiera oponerme aunque mañana haya qué estudiar para un examen y Ulises no tenga ropa limpia, no tengo el ánimo de oponerme. Si no comprendo en su totalidad que soy la vía de escape, la descarga de frustraciones de esos hombres con novias mucho más hermosas, inteligentes y seguro sanas que yo, pero sin duda menos casquivanas, en realidad es porque no quiero lidiar con eso por cobarde, por frágil. Ulises siempre me espera en casa aunque haya veces en las que no sea tan cálido. No soporto que me vean de esa manera en lo académico, no soy un genio, sólo necesitaba algo a qué aferrarme y me esforcé. Las notas sobresalientes, los halagos y las sonrisas hipócritas con las que busco confundirme a mí sobre lo mediocre que me siento, no hacen más que agregar un peso más a mi desequilibrio.El litio me obliga a quitarme las manos de los ojos y observar de frente y erguida lo que está ocurriendo con mi vida , pero no me da el valor de comenzar a corregirla, sólo me llena de pánico y dolor.
Cuando vuelvo a abrir los ojos, mi cabeza está en el regazo de Ulises y él trae otra ropa, me pregunta cómo me siento y la pulsante opresión en mi cabeza se ha desvanecido, así que no es mentira cuando le digo que me siento bien, que no se preocupe por mí, que lamento mucho el espectáculo y le agradezco, " Qué pena que te hayas casado con una loca" me falta energía para sonreír, él besa mis labios con extrema suavidad " me casé contigo porque te amo" Y por fin llega esa breve hora en la que sé que puedo sentirme segura, aunque sólo sea un par de horas.
La pastilla que Ulises me obligó a tragar hace que el episodio dure apenas cuatro horas, que pudieron volverse semanas enteras. Parece magia, sólo cuatro horas. Horribles y extenuantes.Entre jaloneos, logró limpiarme las heridas y recostarme, pero no podía controlarme. " Lamento mucho esto, flaca, pero si no te la tomas no vas a poder dormir" odio los somníferos y él lo sabe. Por eso su cara de tristeza y angustia. Me mata la culpa, porque él viene de una jornada larguísima fuera de casa y no ha descansado bien últimamente. Hago el esfuerzo de abrir la boca, pero no puedo detener las lágrimas ni evitar la debilidad de mis piernas. Me carga hasta la cama, recarga mi cabeza en su pecho y comienza a arrullarme. La cabeza me duele insoportablemente pero estoy cansada para seguir gritando."¿ Me cuentas otra vez el cuento de los conejitos y el tren descarrilado?" le digo apenas balbuceando, pero él comprende y sonríe sobre mi frente.
El litio me obliga a dejar de llorar y levantarme de la cama, o respirar con tranquilidad y darme un segundo de calma.Pero no evita las crisis, ni me ayuda a controlar mis actitudes frente la comida, frente situaciones donde no se debe usar la violencia, frente a los estímulos sexuales o las drogas. La realidad es esta, sin máscaras ni posturas, yo esperaba ser una buena pareja para Ulises, ser una buena profesionista y destacarme, ser una buena hija,una buena hermana, pero el esfuerzo me agotó. Comienza soltando un poco, si una copa de más después conlleva a una línea en el baño donde alguna persona encuentre atractiva mi vulnerabilidad y yo no quiera oponerme aunque mañana haya qué estudiar para un examen y Ulises no tenga ropa limpia, no tengo el ánimo de oponerme. Si no comprendo en su totalidad que soy la vía de escape, la descarga de frustraciones de esos hombres con novias mucho más hermosas, inteligentes y seguro sanas que yo, pero sin duda menos casquivanas, en realidad es porque no quiero lidiar con eso por cobarde, por frágil. Ulises siempre me espera en casa aunque haya veces en las que no sea tan cálido. No soporto que me vean de esa manera en lo académico, no soy un genio, sólo necesitaba algo a qué aferrarme y me esforcé. Las notas sobresalientes, los halagos y las sonrisas hipócritas con las que busco confundirme a mí sobre lo mediocre que me siento, no hacen más que agregar un peso más a mi desequilibrio.El litio me obliga a quitarme las manos de los ojos y observar de frente y erguida lo que está ocurriendo con mi vida , pero no me da el valor de comenzar a corregirla, sólo me llena de pánico y dolor.
Cuando vuelvo a abrir los ojos, mi cabeza está en el regazo de Ulises y él trae otra ropa, me pregunta cómo me siento y la pulsante opresión en mi cabeza se ha desvanecido, así que no es mentira cuando le digo que me siento bien, que no se preocupe por mí, que lamento mucho el espectáculo y le agradezco, " Qué pena que te hayas casado con una loca" me falta energía para sonreír, él besa mis labios con extrema suavidad " me casé contigo porque te amo" Y por fin llega esa breve hora en la que sé que puedo sentirme segura, aunque sólo sea un par de horas.
jueves, 13 de octubre de 2016
Madurez
Me extiende un pañuelo y le sonrío. Esperaba hacer menos ruido, pero con la percepción tan alterada era lógico que no me percatara. Siento el corazón hasta el techo y el tic nervioso de morderme el labio que me provoca la anfetamina, me ha hecho sangrar. No soy buena hablando en público y siempre me da pánico hacer el ridículo, por eso las drogas y el alcohol antes de la conferencia. Soy muy tímida y no acepto los halagos, no sé dónde esconderme cuando al final de mi discurso, un muchacho me pide que le firme un panfleto del evento y otros más me felicitan. Estoy abrumada y necesito aire.
¿ A quién le llamas cuando necesitas ayuda? Me preguntó cierta vez mi psicólogo y su nombre salió antes que ninguno. Ulises. Siempre y aunque no me conteste. Lo intento un par de veces más. Desisto y opto por llamar un taxi, de cualquier modo no estoy tan lejos, lo espero sentada en la banqueta. Me gusta el piso de ese barrio fino, está limpio y el ambiente no me intimida. La nariz comienza a sangrarme y en realidad ni siquiera me causa gracia.
Tengo ganas de llorar de lo vacía que me siento últimamente. No por la rutina, no por la tibieza de Ulises ante mis desenfrenadas muestras de adoración, no por la desabrida experiencia académica, no por mi reciente despido ni mi reciente contrato. Es por mi propia tibieza ante los regalos de la vida. No recuerdo haber sonreído cuando me invitaron a dar la conferencia de uno de mis temas predilectos a aquél grupo de posgrado. Al salir de casa ni siquiera intenté arrancarle un te amo. Tardé más tiempo en desnudarme ante él que en comprender lo absurdo de creer en mundos alternos, de contemplar las posibilidades de ir un poquito más adentro en la confianza e invitarle una cerveza en un bar y hablar, y quizá...
Es que soy muy sensible. Es que soy muy cobarde. Es que pasé mucho tiempo sin permitirme sentir realmente algo y ahora no sé qué hacer con esto. Esto tan absurdo y vergonzoso. Me resulta estúpido siquiera seguirlo pensando. Me cuestiono cuántos años tengo realmente, como para estar cayendo en enamoramientos estudiantiles e imaginarios, en esas vanas ilusiones que arruinan vidas enteras. Porque sentir las cosas que siento por él es mi medio de escape a los fracasos y no me puedo engañar. Estoy desesperada por creer que esta no va a ser mi vida siempre, que sigo siendo joven y deseable, que aún puedo decir cosas inteligentes, que todavía estoy entera y soy agradable. Pero mi naturaleza nunca ha sido la credulidad y estoy matando las cosas que siento. Con lentitud ahí se están ahogando los besos y los mensajes, las salidas, el alcohol y las noches, las explosiones y la tragedia. La pasión desbocada poco a poco se resigna a extinguirse sin haber brillado.
Esto debe ser la madurez. Y sabe a pura derrota.
¿ A quién le llamas cuando necesitas ayuda? Me preguntó cierta vez mi psicólogo y su nombre salió antes que ninguno. Ulises. Siempre y aunque no me conteste. Lo intento un par de veces más. Desisto y opto por llamar un taxi, de cualquier modo no estoy tan lejos, lo espero sentada en la banqueta. Me gusta el piso de ese barrio fino, está limpio y el ambiente no me intimida. La nariz comienza a sangrarme y en realidad ni siquiera me causa gracia.
Tengo ganas de llorar de lo vacía que me siento últimamente. No por la rutina, no por la tibieza de Ulises ante mis desenfrenadas muestras de adoración, no por la desabrida experiencia académica, no por mi reciente despido ni mi reciente contrato. Es por mi propia tibieza ante los regalos de la vida. No recuerdo haber sonreído cuando me invitaron a dar la conferencia de uno de mis temas predilectos a aquél grupo de posgrado. Al salir de casa ni siquiera intenté arrancarle un te amo. Tardé más tiempo en desnudarme ante él que en comprender lo absurdo de creer en mundos alternos, de contemplar las posibilidades de ir un poquito más adentro en la confianza e invitarle una cerveza en un bar y hablar, y quizá...
Es que soy muy sensible. Es que soy muy cobarde. Es que pasé mucho tiempo sin permitirme sentir realmente algo y ahora no sé qué hacer con esto. Esto tan absurdo y vergonzoso. Me resulta estúpido siquiera seguirlo pensando. Me cuestiono cuántos años tengo realmente, como para estar cayendo en enamoramientos estudiantiles e imaginarios, en esas vanas ilusiones que arruinan vidas enteras. Porque sentir las cosas que siento por él es mi medio de escape a los fracasos y no me puedo engañar. Estoy desesperada por creer que esta no va a ser mi vida siempre, que sigo siendo joven y deseable, que aún puedo decir cosas inteligentes, que todavía estoy entera y soy agradable. Pero mi naturaleza nunca ha sido la credulidad y estoy matando las cosas que siento. Con lentitud ahí se están ahogando los besos y los mensajes, las salidas, el alcohol y las noches, las explosiones y la tragedia. La pasión desbocada poco a poco se resigna a extinguirse sin haber brillado.
Esto debe ser la madurez. Y sabe a pura derrota.
viernes, 16 de septiembre de 2016
C.Y:
Es el " casual" que más tiempo me ha durado. No soy paciente sobre todo en circunstancias en las que no hay vínculos, pierdo el interés muy rápido. Algo en su manera delicada y un poco snob de hablar y manejarse, la forma de su rostro, su cuerpo, me atrae y para qué negarle, me gusta. Me gusta su violencia, me gusta que me lastime, me gusta la pereza de los intermedios, me gusta lo que hace, me gusta lo que hacemos, me gusta su lascivia,me gusta la voracidad con que me toca, me gusta cuando habla, me gustan sus gestos de animalillo , me gusta el aroma que deja en mi piel cuando se aparta. Recuerdo con insistencia cuando nos conocimos y la decisión de adoptar la pose de " ramera del pueblo" que fue rápidamente reemplazada por algo más natural y atractivo. Me hizo sentir frágil y transparente, tímida. Así es el deseo más adictivo, el que nos quita las poses o nos obliga a adoptarlas para seguir cerca.
A veces me siento más receptiva a las emociones ajenas, sin embargo mi naturaleza me impide realmente conectarme con quienes no comparto algo significativo. Pero no tenemos ambiciones promedio, aunque el ámbito en el que nos desenvolvemos no guarde relación. A mis ojos compartimos esa lejanía de lo mediocre aunque me sonroje pensarlo. Mi cerebro a veces se quita el manto de lo humilde y no puedo evitar pensamientos incorrectos, fuera de lugar, demasiado indebidos. Como el atrevimiento de igualarlo a mi persona. No puedo negar lo fructífero de mis esfuerzos académicos , culturales y laborales. No me siento cercana o conectada a gente que no es capaz de cosas alejadas del común y por eso es que me resulta tan especial su compañía, lo veo como un hombre brillante. Sé cuál es el papel que represento en este vodevil de sexo casual, y que una vez superadas sus inseguridades al compromiso, dejaremos de vernos. Por eso me reprimo las ganas de acurrucarlo en mi pecho, de abrazarlo, de besar su frente y soltar las frases amorosas más inadecuadas al contexto.
Más adentro en las horas, en la noche salvaje que me brindó el signo con el que me defino, en los vicios y el descontrol que excusan mis propios miedos e inseguridades, en la compañía de otros amantes que no me representan absolutamente nada, tendré el descaro de hablar de él a alguien demasiado drogado para entenderme.
Dudas.
Tiene poco menos de un mes que un chico me escribió una retahíla de frases casi adoratorias , admiradas , aduladoras hasta lo vergonzoso. Dijo conocerme de hacía muchos años, conocía mi nombre y cosas que apenas están en mi memoria pero aún sé , mías. Lejos de la descortesía, su existencia me era completamente desconocida. Su discurso me afectó de una manera muy íntima, el lugar más ocultado , más frágil de mi persona se sintió conmovido e intenté ser amable, cuidadosa en preguntar exactamente por qué me conocía,
Si fuimos juntos en la misma preparatoria, besábamos a la misma mujer, vivimos muchas cosas juntos, eras tan dulce... Me lo afirma, y en realidad no tengo idea de qué significa eso. Hay espacios de tiempo que abarcan meses enteros que simplemente no puedo recordar, no podría ubicarlos en ningún momento de mi vida, basicamente porque toda está deshecha en mi memoria.
No conservo ninguna foto de entonces. Hay años completamente borrados de la historia y simplemente no podría afirmar que entonces existía ¿ dónde estaba? ¿ quién era? Intento reconstruir una historia pero a falta de pruebas y recuerdos, apenas constituye una pobre leyenda. No puedo recordarlo, y apenas puedo contener el dolor en el cerebro cuando lo intento. L dice que es la manera que tiene mi cuerpo de protegerme de aquello que todavía no puedo manejar. Intento ser más fuerte que ese desconcierto, y conservando las cordiales y el coqueteo, le invito a algún bar un día próximo. Postergando él mismo los días una y otra ocasión, finalmente me bloquea de la red social donde él mismo me buscó.
Estoy destrozada , me hubiera gustado decirle, y no tienes idea de cuán frágil es mi cerebro ante cosas como esta. Así se sobrevive, olvidando, negando y asumiendo que somos lo que somos. No lo que pudimos, ni lo que fuimos. Tomé lo poco que sobrevivió dentro mío y me di a mí misma esa segunda oportunidad con su descripción, torpe y herida.Soy un monstruo, soy una puta y no puedo lidiar con nada más. No recuerdo haber sido alguna vez buena ni dulce, ni suave. Tengo la cara muy dura porque es el precio que se paga por haber vivido. Me convencí que la vida me orilló a ser fuerte para cuidar todas las cosas frágiles que amaba y dependían de mi entereza, para acallar el rencor y despecho de no haber tenido en quién refugiarme, en quién ocultarme cuando era yo la que necesitaba ser protegida. Abro las piernas fácil, me hubiera gustado decirle, no es necesario adularme porque conozco perfecto mi lugar en el mundo. Ignora las medallas, ignora los logros vanos que únicamente importan en una fría tarjeta de presentación. No tengo límites, pierdo el control con facilidad, así que puedes tomar ventaja de lo que quieras sobre mi persona . La culpa ante cualquier mirada siempre será mía.No te alejes de esa manera porque voy a obsesionarme, le hubiera advertido, y ni siquiera es que lo deseé, todavía no estoy lista para saber que alguien posee un fragmento de mi imagen que olvidé y lo necesito.
Necesito que me digas quién mierda era entonces, en qué punto me extravié. Si es verdad que la decisión fue mía o no tuve alternativa. Por favor, no te alejes sin contarme lo que sabes. Porque algo que yo sé y no tuviste la delicadeza de escuchar, es que llevo años emocional y mentalmente destrozada. Y no soporto que se alejen. Le tengo pánico a la persona que soy ahora ¿ en verdad alguna vez fui algo mejor que esto?
Necesito que me digas quién mierda era entonces, en qué punto me extravié. Si es verdad que la decisión fue mía o no tuve alternativa. Por favor, no te alejes sin contarme lo que sabes. Porque algo que yo sé y no tuviste la delicadeza de escuchar, es que llevo años emocional y mentalmente destrozada. Y no soporto que se alejen. Le tengo pánico a la persona que soy ahora ¿ en verdad alguna vez fui algo mejor que esto?
domingo, 28 de agosto de 2016
Golpes
¿ Cuánto puede soportar un hueso antes de quebrarse? ¿ Cuánto se estira un músculo, cúanto soporta la piel?
Tengo miedo, estoy aterrada porque había olvidado que a veces él también explota, que a veces él también pierde el control. Me estoy mareando , no puedo respirar pero algo muy interno me detiene a siquiera sujetar sus manos lejos de mi cuello, pobremente sujeto sus brazos. Sé que fue mi culpa, que abrí demasiado la boca , el dolor en la mandíbula, las costillas, las piernas no me dejarán olvidarlo. La luz se escapa y antes de finalmente perder la consciencia, noto que él la está recuperando , sobresaltado. Sé que él me llevó al médico, y eso me enternece a pesar de las preguntas inquisitivas del doctor. Un accidente, no pasó nada. Una vez que el doctor evalúa que el daño por la asfixia no fue significativo, él me ayuda a vestirme y bañarme ya lejos del hospital, en casa. Besa mi frente antes de partir al trabajo.
Lo encuentro cómico, no me siento preocupada. No es la primera vez y me importa un carajo si es la última o no. Acomodo el maquillaje pero las heridas sobresalen, escarlatas, verdes. Lo encuentro cómico y no me preocupa, sin embargo, otras personas me señalan aquello como signos alarmantes, como algo malo. Dejará de doler eventualmente y podré seguir viviendo, puedo bromear al respecto. Porque incluso bajo la violencia intuyo su cariño y sé que no estoy sola, para mí es suficiente. En el trabajo no puedo esquivar las miradas curiosas, sin embargo busco excusas, tapaderas.Soporto los mareos y el dolor al tragar, soporto el escozor en mi pecho, donde recargó su puño, soporto las marcas de su pie en mis espinillas. Puedo vivir con el estigma, puedo sobrevivir así. Puedo seguir minimizándolo. Pero la idea de volver a enfrentarme al abandono, de verlo en otros brazos, de...Ese es un golpe demasiado fuerte, mayor a mis fuerzas, no me alcanza el coraje para enfrentarlo.
Así me limito a comprenderlo y aceptarlo. Los golpes se pueden ocultar o ridiculizar, minimizar y pronto serán olvidados. Y , una regla simple de la física explica lo que ocurre: Hay una fuerza chocando con otra fuerza de igual magnitud entre nosotros y es lo que nos mantiene en equilibrio.
Tengo miedo, estoy aterrada porque había olvidado que a veces él también explota, que a veces él también pierde el control. Me estoy mareando , no puedo respirar pero algo muy interno me detiene a siquiera sujetar sus manos lejos de mi cuello, pobremente sujeto sus brazos. Sé que fue mi culpa, que abrí demasiado la boca , el dolor en la mandíbula, las costillas, las piernas no me dejarán olvidarlo. La luz se escapa y antes de finalmente perder la consciencia, noto que él la está recuperando , sobresaltado. Sé que él me llevó al médico, y eso me enternece a pesar de las preguntas inquisitivas del doctor. Un accidente, no pasó nada. Una vez que el doctor evalúa que el daño por la asfixia no fue significativo, él me ayuda a vestirme y bañarme ya lejos del hospital, en casa. Besa mi frente antes de partir al trabajo.
Lo encuentro cómico, no me siento preocupada. No es la primera vez y me importa un carajo si es la última o no. Acomodo el maquillaje pero las heridas sobresalen, escarlatas, verdes. Lo encuentro cómico y no me preocupa, sin embargo, otras personas me señalan aquello como signos alarmantes, como algo malo. Dejará de doler eventualmente y podré seguir viviendo, puedo bromear al respecto. Porque incluso bajo la violencia intuyo su cariño y sé que no estoy sola, para mí es suficiente. En el trabajo no puedo esquivar las miradas curiosas, sin embargo busco excusas, tapaderas.Soporto los mareos y el dolor al tragar, soporto el escozor en mi pecho, donde recargó su puño, soporto las marcas de su pie en mis espinillas. Puedo vivir con el estigma, puedo sobrevivir así. Puedo seguir minimizándolo. Pero la idea de volver a enfrentarme al abandono, de verlo en otros brazos, de...Ese es un golpe demasiado fuerte, mayor a mis fuerzas, no me alcanza el coraje para enfrentarlo.
Así me limito a comprenderlo y aceptarlo. Los golpes se pueden ocultar o ridiculizar, minimizar y pronto serán olvidados. Y , una regla simple de la física explica lo que ocurre: Hay una fuerza chocando con otra fuerza de igual magnitud entre nosotros y es lo que nos mantiene en equilibrio.
miércoles, 22 de junio de 2016
Motivo
Tuve un colapso nervioso hace unas noches y fue hermoso, doctor. Estaba en un hotel con un chico al que deseaba desde hacía mucho, él fumaba cristal y yo terminaba de desnudarme.
Me atrajo de él la manera un poco despectiva y altanera de su boca. Pero mientras mi pantalón encontraba el suelo, la intensa lujuria con la que me miraba casi no encajó con el déspota " en tus fotos te ves menos flaca, putita" Me puso algo nerviosa, más que excitada. Pero avancé hasta la cama en lo que él acomodaba la lata en la mesita de noche, intentando lucir atractiva. No dijo más y me recostó en la cama , acariciándome. A veces me congelo, no es falta de deseo, me da miedo acariciar mal, besar mal, lo que sea , y opto por quedarme quietecita y esperar que acabe pronto. La sonrisa se le volvió oscura al llegar a mi cuello y sentí los dientes, así que lo alejé. No me gustan las marcas porque a él lo ponen triste aunque jure que no le importa.
Me sujetó del cuello " no te quieras poner muy filosa, aquí quien mando soy yo , perra" y... déjeme hacer un pequeño paréntesis. De las primeras noches viviendo juntos, me atraganté con un poco de agua por reírme viendo una caricatura. Ulises se asustó tanto que quedó terminantemente prohibida en casa. Tan dulce, tan...Entonces aquél muchacho ejercicía cierta presión en mi garganta. Seguro pesaba unos veinte kilos más que yo y tenía menos límites debido al cristal, y es curioso que ahora recuerde un sonido, algo como sin origen, menos importancia, como una ventana muy lejos cerrándose o un ave resuardándose, cómo explicarlo, pero ese es justo el sonido que hace la cordura al quebrarse, el mandar al diablo la realidad porque ella fue la primera en dar la espalda. Puse mis rodillas en su abdómen y logré levantarlo lo suficiente para girarme, mi hombro en su pecho y levantarme de la cama, me jaló del cabello y lo arrojé de vuelta a la cama, con todo el peso lo derribé y estampé mi puño en su rostro. El factor sorpresa, nunca esperan la violencia. Me regresó el golpe en el abdómen y repiré fuerte para no perder el equilibrio y darle ventaja.
Enloquecí, doctor. Enloquecí mientras lo sacudía de los hombros y mordía su rostro, aprisionando su tronco con las piernas. ¿ Sentía sus uñas en la cintura, intentando liberarse? ¿ Sentí sus puñetazos en los brazos? En realidad no lo sé.
Enloquecí cuando lo arrojé al piso, pateándolo justo en los testículos con el talón. Enloquecí cuando tomé la navaja con la cual cortó el cristal y comencé a clavarla en sus brazos , quizá un poco en los míos por , en el ardor, no poder distinguirlos. Comenzamos a forcejear y descubrí que su rostro perdió cualquier rastro de altivez, un mohín enojado y esforzado, los ojos brillando con rabia, y sin embargo, en un pequeño descuido, mientras la navaja alcanzó a rozar su garganta, ese pequeño destello de miedo. Arrojé la navaja por la ventana ( estas noches han sido extrañamente calurosas, así que la promesa de un poco de brisa nos borró el pudor ) mientras con un nuevo talonazo , esta vez en sus costillas, un escupitajo en la cara y " ¿ quién tiene el control ahora, mamoncito?" Apenas alcanzaba a tomar mi chamarra y mi mochila.
¿ La gente me miraba por caminar sin pantalón a las tres de la mañana , con un cigarro y sangre en las manos? Es Revolución, doctor. Ahí a nadie le importa nada y todo es demasiado común para impresionar a alguien. En la fila del oxxo había un tipo con una jeringa en la pierna y eso apenas es nada. Una leche saborizada y pan de chocolate. Le sonreí al cajero cuando miró disimuladamente mis piernas. Me senté en una de las orillas del monumento y comencé a llorar, a reírme por lo inverosímil que acaba de ocurrir y a gritar porque no sabía lo que me estaba pasando, pero intuí que no iba a acabar bien, ¿ Sabe, doctor? Vivimos la vida , las personas como yo, intentando fingir que nada ocurre, que todo está bien, deseando con el alma que de tanto repetirlo se vuelva real, sólo porque hay gente increíble en nuestros caminos, por las cuales la pena soportarlo, taparlo un poco, vale por completo. Pero a veces se hace tan grande, tan insoportable que... Estoy apretando los dientes sobre mi brazo, y ahí noto que la herida llegó hasta el hueso y empieza a dolerme. Me quito la chamarra y rompo un pedazo con los dientes para improvisar un torniquete. Dios mío, sí que hace frío.La situación me alcanza en todos los sentidos y quiero regresar al hotel a ver si el sujeto está bien, pero no estoy segura de no matarlo. No estoy segura de ser capaz de no matar a alguien esta noche y esta vez estoy demasiado asustada para pensarlo al punto que , realmente lo comprenda. La cabeza me da muchas vueltas y los pensamientos fluctúan en recuerdos felices y anécdotas espantosas que desearía no haber vivido. El celular apenas tiene batería y sé que debo hacer el maldito esfuerzo de tomar una buena decisión. Ulises tembló un poco cuando me vio, sé que manejó demasiado deprisa por la forma en que sus manos todavía parecen sujetar el volante, se apresuró a cubrir mis piernas con su chamarra, a pesar del frío de la madrugada.
Le ofrezco el pan como si nada estuviera ocurriendo, como si mi brazo derecho no escurriera sangre hasta el punto que me fue imposble moverlo. Ulises no me mira con rabia ni miedo, sino con una profunda preocupación y eso es, se lo juro, todo lo que necesitaba para poner mi vida en sus manos, sabiendo que estaba fuera de todo peligro. Camino al hospital, le dije que si podíamos parar antes a comprar aunque fuera un short, obviando la hora, él acarició mi cabello sin mediar palabra. La noche en el hospital fue horrible, doctor, comencé a alucinar , gritaba tonterías y forcejeaba con los que querían ponerme la intravenosa. Rompí mi vena al arrancarme la aguja una vez que lo lograron y amenacé con un bisturí a una enfermera. Ulises entró en medio del revuelo y comenzó a hablarme como niña pequeña, pidiéndome que me tranquilizara, antes que entre dos camilleros me inyectaran un tranquilizante y a él lo obligaran a salir.
Fue una noche increíble, doctor, porque me quebré por completo pero no estuve sola y si debo elegir un motivo para dar gracias de no haber muerto, es sólo por eso. Lo tengo a él.
Me atrajo de él la manera un poco despectiva y altanera de su boca. Pero mientras mi pantalón encontraba el suelo, la intensa lujuria con la que me miraba casi no encajó con el déspota " en tus fotos te ves menos flaca, putita" Me puso algo nerviosa, más que excitada. Pero avancé hasta la cama en lo que él acomodaba la lata en la mesita de noche, intentando lucir atractiva. No dijo más y me recostó en la cama , acariciándome. A veces me congelo, no es falta de deseo, me da miedo acariciar mal, besar mal, lo que sea , y opto por quedarme quietecita y esperar que acabe pronto. La sonrisa se le volvió oscura al llegar a mi cuello y sentí los dientes, así que lo alejé. No me gustan las marcas porque a él lo ponen triste aunque jure que no le importa.
Me sujetó del cuello " no te quieras poner muy filosa, aquí quien mando soy yo , perra" y... déjeme hacer un pequeño paréntesis. De las primeras noches viviendo juntos, me atraganté con un poco de agua por reírme viendo una caricatura. Ulises se asustó tanto que quedó terminantemente prohibida en casa. Tan dulce, tan...Entonces aquél muchacho ejercicía cierta presión en mi garganta. Seguro pesaba unos veinte kilos más que yo y tenía menos límites debido al cristal, y es curioso que ahora recuerde un sonido, algo como sin origen, menos importancia, como una ventana muy lejos cerrándose o un ave resuardándose, cómo explicarlo, pero ese es justo el sonido que hace la cordura al quebrarse, el mandar al diablo la realidad porque ella fue la primera en dar la espalda. Puse mis rodillas en su abdómen y logré levantarlo lo suficiente para girarme, mi hombro en su pecho y levantarme de la cama, me jaló del cabello y lo arrojé de vuelta a la cama, con todo el peso lo derribé y estampé mi puño en su rostro. El factor sorpresa, nunca esperan la violencia. Me regresó el golpe en el abdómen y repiré fuerte para no perder el equilibrio y darle ventaja.
Enloquecí, doctor. Enloquecí mientras lo sacudía de los hombros y mordía su rostro, aprisionando su tronco con las piernas. ¿ Sentía sus uñas en la cintura, intentando liberarse? ¿ Sentí sus puñetazos en los brazos? En realidad no lo sé.
Enloquecí cuando lo arrojé al piso, pateándolo justo en los testículos con el talón. Enloquecí cuando tomé la navaja con la cual cortó el cristal y comencé a clavarla en sus brazos , quizá un poco en los míos por , en el ardor, no poder distinguirlos. Comenzamos a forcejear y descubrí que su rostro perdió cualquier rastro de altivez, un mohín enojado y esforzado, los ojos brillando con rabia, y sin embargo, en un pequeño descuido, mientras la navaja alcanzó a rozar su garganta, ese pequeño destello de miedo. Arrojé la navaja por la ventana ( estas noches han sido extrañamente calurosas, así que la promesa de un poco de brisa nos borró el pudor ) mientras con un nuevo talonazo , esta vez en sus costillas, un escupitajo en la cara y " ¿ quién tiene el control ahora, mamoncito?" Apenas alcanzaba a tomar mi chamarra y mi mochila.
¿ La gente me miraba por caminar sin pantalón a las tres de la mañana , con un cigarro y sangre en las manos? Es Revolución, doctor. Ahí a nadie le importa nada y todo es demasiado común para impresionar a alguien. En la fila del oxxo había un tipo con una jeringa en la pierna y eso apenas es nada. Una leche saborizada y pan de chocolate. Le sonreí al cajero cuando miró disimuladamente mis piernas. Me senté en una de las orillas del monumento y comencé a llorar, a reírme por lo inverosímil que acaba de ocurrir y a gritar porque no sabía lo que me estaba pasando, pero intuí que no iba a acabar bien, ¿ Sabe, doctor? Vivimos la vida , las personas como yo, intentando fingir que nada ocurre, que todo está bien, deseando con el alma que de tanto repetirlo se vuelva real, sólo porque hay gente increíble en nuestros caminos, por las cuales la pena soportarlo, taparlo un poco, vale por completo. Pero a veces se hace tan grande, tan insoportable que... Estoy apretando los dientes sobre mi brazo, y ahí noto que la herida llegó hasta el hueso y empieza a dolerme. Me quito la chamarra y rompo un pedazo con los dientes para improvisar un torniquete. Dios mío, sí que hace frío.La situación me alcanza en todos los sentidos y quiero regresar al hotel a ver si el sujeto está bien, pero no estoy segura de no matarlo. No estoy segura de ser capaz de no matar a alguien esta noche y esta vez estoy demasiado asustada para pensarlo al punto que , realmente lo comprenda. La cabeza me da muchas vueltas y los pensamientos fluctúan en recuerdos felices y anécdotas espantosas que desearía no haber vivido. El celular apenas tiene batería y sé que debo hacer el maldito esfuerzo de tomar una buena decisión. Ulises tembló un poco cuando me vio, sé que manejó demasiado deprisa por la forma en que sus manos todavía parecen sujetar el volante, se apresuró a cubrir mis piernas con su chamarra, a pesar del frío de la madrugada.
Le ofrezco el pan como si nada estuviera ocurriendo, como si mi brazo derecho no escurriera sangre hasta el punto que me fue imposble moverlo. Ulises no me mira con rabia ni miedo, sino con una profunda preocupación y eso es, se lo juro, todo lo que necesitaba para poner mi vida en sus manos, sabiendo que estaba fuera de todo peligro. Camino al hospital, le dije que si podíamos parar antes a comprar aunque fuera un short, obviando la hora, él acarició mi cabello sin mediar palabra. La noche en el hospital fue horrible, doctor, comencé a alucinar , gritaba tonterías y forcejeaba con los que querían ponerme la intravenosa. Rompí mi vena al arrancarme la aguja una vez que lo lograron y amenacé con un bisturí a una enfermera. Ulises entró en medio del revuelo y comenzó a hablarme como niña pequeña, pidiéndome que me tranquilizara, antes que entre dos camilleros me inyectaran un tranquilizante y a él lo obligaran a salir.
Fue una noche increíble, doctor, porque me quebré por completo pero no estuve sola y si debo elegir un motivo para dar gracias de no haber muerto, es sólo por eso. Lo tengo a él.
viernes, 10 de junio de 2016
Ruptura.
No sé si tengo hambre , aunque estoy segura que no he comido mucho estos días. El estómago me reclama la cantidad de licor que llevo consumido pero no me preocupo. Agradezco no haber olvidado los lentes oscuros en el asiento más pegado a la puerta del transporte público con la botella de vodka barato a medias oculta. Pero el olor aleja a las personas, que me miran alarmadas. No me inmuto mucho tampoco. Solicito la bajada y casi ni me fijo al cruzar la calle. El celular vibra y en esas condiciones sé que leer lo que sea que me haya enviado U, me va a hacer daño. Pero no es él quien me escribió " Te amo , pero ya no puedo volver a pasar por esto" antes de bloquearme de la mensajería instantánea. Estoy a punto de marcarle, estoy a punto de correr a su casa y pedirle que lo reconsidere. Es decir, hacía apenas unas horas estábamos felices riéndonos de una anécdota sexual bastante estúpida, discutimos sobre la objetividad de la Naturaleza y de ontología después del sexo. Hacía apenas unas horas me dijo que debíamos hacer una pequeña fiesta por otro examen perfectamente acreditado , una cena romántica, me dijo mientras acariciaba mi abdómen y besaba mi mejilla, quizá una escapada unos días a Cuba, me muero por conocer a tu familia. Le acaricié el rostro contestándole que mi familia ya conocía a Uli y sería como chocante que llevara a un amigo.Pero yo no soy tu amigo, tontita, yo soy tu marido. La sonrisa que mantiene me perturba , acaricia mis manos, al menos déjame soñar que yo lo soy. Me levanto de la cama para buscar sus cigarros.
L sabe mejor que nadie que puedo hacer los comentarios más ácidos del mundo, yo sé que él puede decir las cosas más hirientes del mundo. Pero ambos estamos demasiado expuestos ante el otro, tan frágiles y maldecidos. Acaricio su cabello y comienzo a vestirme, evitando abrir la boca porque sé dónde va a acabar esta conversación.
Déjalo, nena. Por favor déjalo y quédate conmigo, escógeme a mí esta vez.Finjo no haberlo escuchado mientras me subo el cierre del vestido, y él me sujeta para que lo mire. Déjalo.Sacael cuerpo de la cama, arrodillado se abraza a mis piernas y pierdo la capacidad de moverme o hablar. Dame a mí el título, por favor, deja que me quede. La voz delgada no corresponde a un hombre tan alto y fornido, esas maneras frágiles no son de un hombre duro y de la noche como L.
Oh, vamos, cariño, siempre que lo desees podemos tener sexo, no te voy a negar nada a ti, bebé. Me inclino un poco a su altura, sin embargo él se aparta, bastante ofendido.
¿ Por qué mierda siempre crees que esto es por sexo? ¿ Qué nunca te he demostrado lo que siento por ti? Ojalá fueras sólo una cogida ocasional, ojalá sólo te deseara. Me tienes hecho mierda, suplicándote, mendigándote cariño y te atreves a... Se acomoda en la orilla de la cama cuando el llanto se le adelanta. Ya no puedo con esto, A. Deja que me vista y te llevo a la escuela, ya se te está haciendo muy tarde. Ni siquiera me mira cuando salimos de su casa.El trayecto en su camioneta se va haciendo silencioso y pesado, por lo que le pido me deje bajar un poco antes. Apenas asiente como despedida sin responder mi beso de adiós. Me tiemblan los párpados, pero si empiezo a llorar , no tendré tiempo de entrar a clases y estoy intentando terminar bien. Saliendo de clases, rumbo al departamento donde habito para estar más cerca de la escuela, opto por comprar una botella y festejar yo sola que al menos jamás he reprobado ningún maldito examen jamás. Entonces el mensaje, el bloqueo, comprendo todo más rápido de lo que alcanzo a sentirlo. Las lágrimas se disimulan bajo los lentes oscuros, pero los gemidos hacen voltear a una señora que baja las escaleras a mi lado. Debo llegar y tirar el alcohol. ponerme a estudiar, mañana la clase será difícil y sobre todo...Una mierda, ya también fue suficiente. Me tropiezo al abrir la puerta y me deshago de la medias en el camino a mi cama, el vestido. Ya estoy ebria , pero olvidé la cena familiar así que me coloco los pantalones y una chamarra para buscar una líneas en Revolución. La botella está a medias y en el metro no logro conservar el equilibrio al beberla. Mi suéter queda empapado y la gente me mira de reojo, reprobatoria cuando comienzo a reírme.
Mi relación con Puente de Alvarado es complicada porque es el lugar donde le perdí miedo a las peleas, a las violaciones y otros crímenes que me dejaron al borde de la deshumanización, pero también es el sitio donde aprendí lo increíble que es la vida, el concepto de la vida. Sé en dónde están parados los dealers, sé el precio, sé cómo pedirlo. Pero esta es la primera vez que lo haré sola. L siempre estuva conmigo en ese lugar. L siempre hacía esas cosas por mí. L siempre me hacía sentir bonita e inteligente y por eso supe que no lo merecía. Pero lo deseaba con el alma. Los momentos que más amo de la vida son aquellos que no puedo recordar por haber estado hasta el culo con él. Si estudié una carrera unversitaria fue únicamente porque él creyó que yo era capaz. Si no me volví completamente mala fue porque él me consoló cuando lo necesitaba. L siempre estuvo conmigo y aunque a ojos muy juiciosos, me llevó por mal camino, lo cierto es que nunca se alejó ni un sólo paso para recorrerlo conmigo. Es más fácil de lo que esperaba. Cuatro pequeños papeles con diferentes polvos, una cajetilla de cigarros,una jeringa y dos mazapanes. Ahí quedó todo el dinero que guardaba y ya no tengo manera de volver a casa de mis papás u otro lado. No es como que tenga planeado sobrevivir esta noche de todas formas. Camino hasta el espectaculaf de coca cola donde L me besó por primera vez hacía ya un par de años. No tengo cuchara, así que con la parte metálica del botón de mi pantalón, me las ingenio para preparar la h. Lo siento en la espalda. Amo esa sensación de estar en el limbo y lo poco que importa. Se van acallando los recuerdos de mi papá confesando tener otra familia, de Gerardo mandándome al demonio porque su novia no veía con buenos ojos nuestra amistad, de U rompiéndome en la cara mi carta de aceptación a la Universidad de Austria porque si no podía irse conmigo, no iba a dejarme ir. De L no soportando conmigo eso. El corazón lastimado se impone a los efectos de la heroína y comienzo a llorar descontrolada. Siento que es demasiado , siento que necesito un minuto de estabilidad en mi vida pero simplemento no podré tenerlo porque no lo merezco. No puedo darle a L lo que me pide pero quiero exigirle que no me abandone. No puedo ser tan egoista y seguirlo lastimando. Sé cuánto cuesta la vida pero ya no puedo pagarla. Abro mi mochila buscando algo con qué hacerme daño. Mi celular vibra, mensajes cálidos de mis amigas, mi mamá preguntando cuánto voy a tardar. Me siento extraña. Me siento desconectada de mi cuerpo y lo que pienso. Pero esta vez es demasiado. Me siento vacía y ya no sé con qué llenarme, no puedo pedir ayuda porque no queda nada para ser rescatado. Soy sólo un pedazo de carne exhibida demasiado, soy un desperdicio de aire. Abrazo mi mochila llorando cada vez más fuerte. En el piso hay un vidrio roto y eso calma mi llanto un poco. La luz se difracta en la superficie cristalina. Me hago daño en los dedos con su filo al sujetarlo. Después de esta línea de coca ya sé cómo acaba, después de este pinchazo de h ya sé cómo acaba. Y no tengo miedo.
Mi relación con Puente de Alvarado es complicada porque es el lugar donde le perdí miedo a las peleas, a las violaciones y otros crímenes que me dejaron al borde de la deshumanización, pero también es el sitio donde aprendí lo increíble que es la vida, el concepto de la vida. Sé en dónde están parados los dealers, sé el precio, sé cómo pedirlo. Pero esta es la primera vez que lo haré sola. L siempre estuva conmigo en ese lugar. L siempre hacía esas cosas por mí. L siempre me hacía sentir bonita e inteligente y por eso supe que no lo merecía. Pero lo deseaba con el alma. Los momentos que más amo de la vida son aquellos que no puedo recordar por haber estado hasta el culo con él. Si estudié una carrera unversitaria fue únicamente porque él creyó que yo era capaz. Si no me volví completamente mala fue porque él me consoló cuando lo necesitaba. L siempre estuvo conmigo y aunque a ojos muy juiciosos, me llevó por mal camino, lo cierto es que nunca se alejó ni un sólo paso para recorrerlo conmigo. Es más fácil de lo que esperaba. Cuatro pequeños papeles con diferentes polvos, una cajetilla de cigarros,una jeringa y dos mazapanes. Ahí quedó todo el dinero que guardaba y ya no tengo manera de volver a casa de mis papás u otro lado. No es como que tenga planeado sobrevivir esta noche de todas formas. Camino hasta el espectaculaf de coca cola donde L me besó por primera vez hacía ya un par de años. No tengo cuchara, así que con la parte metálica del botón de mi pantalón, me las ingenio para preparar la h. Lo siento en la espalda. Amo esa sensación de estar en el limbo y lo poco que importa. Se van acallando los recuerdos de mi papá confesando tener otra familia, de Gerardo mandándome al demonio porque su novia no veía con buenos ojos nuestra amistad, de U rompiéndome en la cara mi carta de aceptación a la Universidad de Austria porque si no podía irse conmigo, no iba a dejarme ir. De L no soportando conmigo eso. El corazón lastimado se impone a los efectos de la heroína y comienzo a llorar descontrolada. Siento que es demasiado , siento que necesito un minuto de estabilidad en mi vida pero simplemento no podré tenerlo porque no lo merezco. No puedo darle a L lo que me pide pero quiero exigirle que no me abandone. No puedo ser tan egoista y seguirlo lastimando. Sé cuánto cuesta la vida pero ya no puedo pagarla. Abro mi mochila buscando algo con qué hacerme daño. Mi celular vibra, mensajes cálidos de mis amigas, mi mamá preguntando cuánto voy a tardar. Me siento extraña. Me siento desconectada de mi cuerpo y lo que pienso. Pero esta vez es demasiado. Me siento vacía y ya no sé con qué llenarme, no puedo pedir ayuda porque no queda nada para ser rescatado. Soy sólo un pedazo de carne exhibida demasiado, soy un desperdicio de aire. Abrazo mi mochila llorando cada vez más fuerte. En el piso hay un vidrio roto y eso calma mi llanto un poco. La luz se difracta en la superficie cristalina. Me hago daño en los dedos con su filo al sujetarlo. Después de esta línea de coca ya sé cómo acaba, después de este pinchazo de h ya sé cómo acaba. Y no tengo miedo.
domingo, 29 de mayo de 2016
Noche.
"¿ Puedes hacerlo más fuerte? No más rápido, más fuerte."
No era tan noche ni los vidrios de su automóvil tan oscuros para que nadie lo notara.Su mano en mi cabeza y la otra subiendo el vestido, bajando la ropa interior. El aire comenzó a faltarme cuando su ardor lo hizo levantar las caderas, más profundo em la garganta y sin embargo el vómito nunca llegaría porque lo úico que tenía en el estómago, era el café que habíamos bebido antes. Apenas con la punta de los dientes recorro desde la base su pene, ya humedecido por el líquido preseminal. Balbuceos que no comprendo pero el " preciosa" arrastrado me hace detenerme un segundo. ¿ En qué momento esta charla cotidiana se volvió una felación en su coche? ¿ En qué jodido momento decidí volver a verlo? No quiero sentir y no puedo pensar cuando sus dedos logran encontrar mi clítoris y me acomodo en el asiento para permitirle tocar más. Allá afuera las luces de os demás autos no logran traerme de vuelta para comprender la situación.
Más de ocho años juntos. Más de un año que las cosad ijeron acabarse entre nosotros.Él,enamorado locamente de otra mujer mayor que yo en años y en carnes.Yo, intentando convencerme de que puedo seguir adelante. Acomodo mi cabeza en su cuello cuando intuyo el orgasmo.Su aroma. Ese olor a mandarinas y madera es mi lugar favorito, mi noción de hogar. Su mano resitúa mi nariz a la altura de su vello púbico y saboreo su urgencia por acabar.
Qué burdo. Un hilito de saliva entrecruzada con su semen. La fragilidad del origen de la vida. Una metáfora de aquello que sostiene el universo.La vida para los hombres consiste en en fluir, en soltar, en irse. Las mujeres etenemos, tragamos,esperamos. Así se origina, así se crea. Así justifico mi adicción a este hombre.Un hilo de semen, no una retahíla de palabras es lo que nos une. Claudia lo retiene pero él decide quedarse ( sé que me ha mentido con su nombre, pero aunque la rosa cambie de nombre, la espina no deja de clavarse) Claudia, mayor que yo, obesa, casada , y a ojos de D, fea. Pero quién está dispuesto a pagar el precio de la belleza si ésta nace bajo un mal signo.
La belleza despedaza, pulveriza. No da origen o alivio, y si bien purifica es sólo porque se lleva todo a su paso. Mi lengua en su glande , todo va a acabar pronto, él volverá a casa con su mujer y yo he de volver a la noche cuando los colores de las luces ya no signifiquen nada
El sexo es un lenguaje, me animo al no escucharle hablar . Ojalá entiendas en la presión de mi paladar que estoy destrozada por verte con otra y no podré alejarme de ti de todas formas. Ojalá leas en esa frágil línea de semen y saliva que hay lazos transparentes uniendo nuestro caminos. Ojalá descifres en mi humedad la ruina emocional de haber buscado amor en los lugares incorrectos porque soy una persona equivocada.Ojalá la rabia con que me fuerzo a tragarme tu semilla y mis lágrimas , los jardine derrumbados que aquí dentro te siguen esperando.
Separo los labios cuando acaba y acomoda su ropa, insensible.
No es tan oscura la noche para ocultar el brillo de lo que nos ata. No estan amargo buscar en el pasado cuando fue más grande y menos terrible, aunque sea un lugar largamente negado.Acomodo mi espalda en el asiento.
No era tan noche ni los vidrios de su automóvil tan oscuros para que nadie lo notara.Su mano en mi cabeza y la otra subiendo el vestido, bajando la ropa interior. El aire comenzó a faltarme cuando su ardor lo hizo levantar las caderas, más profundo em la garganta y sin embargo el vómito nunca llegaría porque lo úico que tenía en el estómago, era el café que habíamos bebido antes. Apenas con la punta de los dientes recorro desde la base su pene, ya humedecido por el líquido preseminal. Balbuceos que no comprendo pero el " preciosa" arrastrado me hace detenerme un segundo. ¿ En qué momento esta charla cotidiana se volvió una felación en su coche? ¿ En qué jodido momento decidí volver a verlo? No quiero sentir y no puedo pensar cuando sus dedos logran encontrar mi clítoris y me acomodo en el asiento para permitirle tocar más. Allá afuera las luces de os demás autos no logran traerme de vuelta para comprender la situación.
Más de ocho años juntos. Más de un año que las cosad ijeron acabarse entre nosotros.Él,enamorado locamente de otra mujer mayor que yo en años y en carnes.Yo, intentando convencerme de que puedo seguir adelante. Acomodo mi cabeza en su cuello cuando intuyo el orgasmo.Su aroma. Ese olor a mandarinas y madera es mi lugar favorito, mi noción de hogar. Su mano resitúa mi nariz a la altura de su vello púbico y saboreo su urgencia por acabar.
Qué burdo. Un hilito de saliva entrecruzada con su semen. La fragilidad del origen de la vida. Una metáfora de aquello que sostiene el universo.La vida para los hombres consiste en en fluir, en soltar, en irse. Las mujeres etenemos, tragamos,esperamos. Así se origina, así se crea. Así justifico mi adicción a este hombre.Un hilo de semen, no una retahíla de palabras es lo que nos une. Claudia lo retiene pero él decide quedarse ( sé que me ha mentido con su nombre, pero aunque la rosa cambie de nombre, la espina no deja de clavarse) Claudia, mayor que yo, obesa, casada , y a ojos de D, fea. Pero quién está dispuesto a pagar el precio de la belleza si ésta nace bajo un mal signo.
La belleza despedaza, pulveriza. No da origen o alivio, y si bien purifica es sólo porque se lleva todo a su paso. Mi lengua en su glande , todo va a acabar pronto, él volverá a casa con su mujer y yo he de volver a la noche cuando los colores de las luces ya no signifiquen nada
El sexo es un lenguaje, me animo al no escucharle hablar . Ojalá entiendas en la presión de mi paladar que estoy destrozada por verte con otra y no podré alejarme de ti de todas formas. Ojalá leas en esa frágil línea de semen y saliva que hay lazos transparentes uniendo nuestro caminos. Ojalá descifres en mi humedad la ruina emocional de haber buscado amor en los lugares incorrectos porque soy una persona equivocada.Ojalá la rabia con que me fuerzo a tragarme tu semilla y mis lágrimas , los jardine derrumbados que aquí dentro te siguen esperando.
Separo los labios cuando acaba y acomoda su ropa, insensible.
No es tan oscura la noche para ocultar el brillo de lo que nos ata. No estan amargo buscar en el pasado cuando fue más grande y menos terrible, aunque sea un lugar largamente negado.Acomodo mi espalda en el asiento.
Vestido.
Era mi vestido favorito y no sé cómo acabó manchado de sangre. La pared en mi espalda no evitó que me escurriera hasta el piso, . Pensaba que estaba muriendo pero estaba demasiado perezosa para luchar por mi vida. ¿ Qué hacía con un vestido de gala en una calle tan sola y a esas horas? Si no puedo recordarlo es porque no importa. Las luces de la calle entraban por mis ojos y salían por la abertura que enrojecía mi vestido. Sé que no pensaba en nada porque ya no estaba sintiendo nada. ¿ Qué hacías ahí si estabas más drogado que yo? A tropezones pusiste mi brazo en tu cuello y lograste ponerme de pie sin que ambos cayéramos más que un par de veces. Tus ojos tenían un ritmo muy distinto a tus palabras que no lograban hilarse entre ellas, cuando quisiste interrogarme por la sangre. " Una vez estaba en la playa y me perdí, tenía como cinco años y..." No era lo que quería decirte pero eso fue lo que salió. " Odio haber crecido solo" estabas llorando y creí que ni tú te habías dado cuenta. Logramos parar un taxi que no preguntó nada . " Ayer quise aventarme de las escaleras" " desearía que me gustara más la jodida comida" así llegamos al hospital , diciéndonos cosas íntimas que acabaron uniéndonos. La noche era larga y triste y tú y yo éramos dos niños perdidos en ella. No escuché al médico , sólo te escuchaba a ti, pero me quedó una cicatriz en el abdomen por la que no importa cuánta sangre haya perdido esa ocasión o lo drogada que estaba, no puedo olvidar ni una sola palabra tuya.¿ Qué te quedó a ti de esa noche? ¿ Qué llevas de mí en tu nueva vida? Espero que haya sido suficiente para que no hayas venido a buscar lo demás
domingo, 1 de mayo de 2016
Camino
Hace tres días vomité en un baño público. Llevaba cinco días sin comer y se lo aseguro, más que mental , fue física la necesidad de vomitar. Nada me da vergüenza, supongo, porque los demás cubículos estaban llenos y cualquiera pudo escuchar cómo introducía mis dedos en la húmeda y lastimada garganta ( me gusta darle sexo oral a mis amantes ¿ sabe? pero él fue demasiado impetuoso y apenas lo contuve para poder respirar) Seguro el calor hace conspicuo mi suéter pero ya lo sabe, tan acomplejada como estoy, jamás usaría un vestido sin mangas libremente. Lo utilizo para limpiar mis mejillas y dedos ya que no hay papel higiénico. Recibo un par de miradas cuando me paro frente al lavabo, a mojar mi rostro y lavar los restos de mi boca. Los hombros anchos, no puedo sostenerme, el colgajo de grasa en los tríceps, me doy asco, odio mi piel, odio mi rostro redondo, odio... Necesito salir de ahí, mis pulmones no lo van a sopotar, ya no puedo mirarme, necesito salir. Coloco el suéter de vuelta en mi cuerpo sin importar la mancha. Sé que yo le pedí vernos, sé que hice todo el viaje de esa otra soledad a esta nueva amargura, creyendo que su cariño tibio podría hacerme olvidar que llevo cinco días ayunando, pero eso sí, jalando coca hasta la hemorragia. Que hace cinco días no tengo un lugar para dormir.
¿ Qué tan honesta puedo ser conmigo misma? Un par de horas antes de verlo a él, había estado en un hotel con otro chico que a veces accede a mis pedimentos sexuales. Me encanta su piel y sus ojos, su culo redondo y lo varonil de sus piernas. Sin embargo me vulnera porque hay algo de ternura en la manera de desnudarme, amabilidad en sus órdenes " acuéstate, ponte en cuatro" que por el tono hacen innecesarios los porfavores. Me vulnera la ternura porque he vivido suplicándola pero en realidad no puedo soportarla. Me congeló al besarme la espalda y ya no pude hablar, sólo sabía que necesitaba salir de ahí. Espero no haber sido descortés, espero no ... Caminé un par de calles sin saber realmente a dónde ir, menos qué hacer. Fumé mucho, con el sol nublando mis ganas de buscar un poco más adelante algo qué meterme en las venas. Revisando el celular apareció su número, creo que él está enamorado de mí pero, ya sabe. Por dentro mío no hay nada y lo único vivo responde a una única voz. Le llamé mordiéndome las uñas ( seguro en su oscuro y enorme expediente ya lo supo, pero de pequeña tuve brotes de dermatofagia) y cuando me dijo que me esperaba, casi sin notarlo caminé hacia al metro. Me gusta hacer pesas porque así puedo ayudarle más fácil a las señoras o señores mayores a bajar o subir bultos pesados. Le regalo un boleto a un niño pequeño ya que tenía dibujado un pequeño elefante.
No quiero pensar en su rostro moreno porque me aburre ni en la ansiedad que me llevó a comer, o de nuevo su rostro desconcertado cuando le digo que debo irme, el empujón cuando sujeta mi brazo.
Tengo mucho tiempo para pensar rumbo al metro. Los pasos se acortan , hoy besé a dos hombres ¿ sabe? y no pude evitar recordarlo...
L llegó con una camisa de mujer y los labios pintados, intuí las drogas duras en su pantalón por la sonrisa ancha que se detuvo cuando me vio llorando. Me sequé las lágrimas e intenté reírme " Pasó algo graciosísimo, L, llegaron dos tipos y decidieron que querían coger conmigo, no es como que yo lo haya deseado y me lastimaron un poco, pero esto es lo gracioso, no soy más que una maldita puta, entonces no es como que importe ¿ no?" Esa fue la primera vez que L me abrazó. ¿ Sabe cómo abraza L? Como si el mundo tuviera un lugar donde sólo usted puede pisar, que sólo a usted pertenece. " Mi muñequita, mi chiquita ¿ quiénes fueron los hijos de perra? No te atrevas a decirme que no importa" mentiría si dijera que no me sobresaltó esa actitud. L no era hostíl conmigo, sin embargo siempre fue impersonal , apenas como otra chica en la fiesta, apenas como su amante segura, apenas como la persona que nunca le temía a probar algo nuevo junto a él. Cautelosamente limpié las últimas lágrimas en su camisa " te aseguro que me sentiré mejor después de un harponazo, guapo" Su rostro es ovalado, los ojos café oscuro recubiertos por unas pestañas gruesas y a contraluz amieladas como su cabello, se humedecieron ofendidos, la barbilla fina de niño de alta cuna tembló encolerizado " Las drogas no son un pegamento, Alicia , y tú sólo estás horriblemente rota. No eres una jodida femme fatale, eres una niña con mala suerte y no soy tan irresponsable como para seguirte metiendo en esto" Recuerdo que no tuve valentía para empujarlo, abofetearlo, escupirlo. Es más pesado que yo ( ¿ lo será todavía?) y mucho más alto. Sólo pude torcer la boca " ya es un poco tarde para brotes éticos¿ no crees? digo, la heroína ya no es como un juego de niños, además yo puedo cuidarme sola, no necesito complejos de héroes" solté mi brazo de sus manos, mas el me envolvió efusivo con su cuerpo , besándome entre el cuello y los hombros " ¿ cómo voy a dejarte confiar en ti misma cuando nadie te ha lastimado tanto ? ¿ cómo me pides que no te cuide? Somos dos niños heridos, Venus, somos dos malditos exiliados ¿ tienes un minuto para escucharme? Déjame creer que tú puedes comprenderme..." L lloró conmigo y fue la única vez que hablamos de su vida. Después de eso perdí las esperanza pero tuve una única certeza, esa sin la cual después no podría haber vivido.
No perdí el camino, es que nunca hubo otro. Es que hay gente que nace bajo una luz equivocada, con un signo torcido y no puede ocultarse , no me diga que no lo he intentado, no me hable de fórmulas mágicas. He estado derrotada, de rodillas suplicando a lo que sea que deba suplicarse para no tener qué seguir andando . Porque no perdí el camino, es el único. Y es mayor a mis fuerzas, y ya no tengo el valor de preguntarme si más adelante hay esperanza, si acaso hay... Suplicaba una segunda oportunidad ¿ sabe? debería saberlo en ese largo y oscuro expediente lo mucho que intenté . Dieta sana, visita al psicólogo cada martes , horas contadas frente a los libros, horarios estrictos respecto al ejercicio y la comida, dedicarle tiempo a la escuela, un trabajo que puede decirse, tiempo a la familia, salidas con Ulises. Ahorrar, mejor trabajo, peso ideal, posibilidad de pagar un departamento, relación sana. Vivir juntos. Permitirle pequeñas fiestas. Ausencias, limpiar de nuevo el baño. Evitar a L y los excesos.Él está enamorado de otra y yo ya no tengo dónde pasar la noche...
No perdí el camino, nunca pude escapar de él. Porque ¿ a dónde más puedo ir ahora? No podré sobrevivir otra noche pensando que cuando Ulises decidió que no era suficiente para él, perdí mi casa, perdí peso, perdí el trabajo, perdí el semestre. Y con muchos golpes, recuperé mi casa, recuperé peso, recuperé el semestre, recuperé el trabajo, incluso lo recuperé a él. Pero no me recuperé a mí misma y no dejo de pensar que L tenía razón ¿ cómo voy a poder confiar en mí misma si siempre estoy intentando dañarme, si en verdad soy incapaz de cuidarme? ¿ Por qué iba a querer buscarme yo misma? Mi mayor problema es la dependecia, dijeron. Mi miedo a estar sola. ¿ Fueron muy claros al narrarle qué clase de monstruo sin alma soy?
El metro avanza y logro sentarme después de unas cuantas estaciones. Me duelen las piernas , sonrío lúbrica, la distancia entre Revolución y Buenavista no es significativa si camino con un par de líneas encima ¿ por qué no acompañarlas con un par de cervezas? Total hoy no trabajo y no tengo dónde pasar la noche, total, L no va a aparecer nunca más por esas calles vestido de mujer porque él comprendió hace mucho que había un camino y no era el mismo para ambos. Total, mañana le marcaré de nuevo a Ulises para mendigarle cariño porque él es mi único camino. Las puertas se abren, pitidos.
¿ Qué tan honesta puedo ser conmigo misma? Un par de horas antes de verlo a él, había estado en un hotel con otro chico que a veces accede a mis pedimentos sexuales. Me encanta su piel y sus ojos, su culo redondo y lo varonil de sus piernas. Sin embargo me vulnera porque hay algo de ternura en la manera de desnudarme, amabilidad en sus órdenes " acuéstate, ponte en cuatro" que por el tono hacen innecesarios los porfavores. Me vulnera la ternura porque he vivido suplicándola pero en realidad no puedo soportarla. Me congeló al besarme la espalda y ya no pude hablar, sólo sabía que necesitaba salir de ahí. Espero no haber sido descortés, espero no ... Caminé un par de calles sin saber realmente a dónde ir, menos qué hacer. Fumé mucho, con el sol nublando mis ganas de buscar un poco más adelante algo qué meterme en las venas. Revisando el celular apareció su número, creo que él está enamorado de mí pero, ya sabe. Por dentro mío no hay nada y lo único vivo responde a una única voz. Le llamé mordiéndome las uñas ( seguro en su oscuro y enorme expediente ya lo supo, pero de pequeña tuve brotes de dermatofagia) y cuando me dijo que me esperaba, casi sin notarlo caminé hacia al metro. Me gusta hacer pesas porque así puedo ayudarle más fácil a las señoras o señores mayores a bajar o subir bultos pesados. Le regalo un boleto a un niño pequeño ya que tenía dibujado un pequeño elefante.
No quiero pensar en su rostro moreno porque me aburre ni en la ansiedad que me llevó a comer, o de nuevo su rostro desconcertado cuando le digo que debo irme, el empujón cuando sujeta mi brazo.
Tengo mucho tiempo para pensar rumbo al metro. Los pasos se acortan , hoy besé a dos hombres ¿ sabe? y no pude evitar recordarlo...
L llegó con una camisa de mujer y los labios pintados, intuí las drogas duras en su pantalón por la sonrisa ancha que se detuvo cuando me vio llorando. Me sequé las lágrimas e intenté reírme " Pasó algo graciosísimo, L, llegaron dos tipos y decidieron que querían coger conmigo, no es como que yo lo haya deseado y me lastimaron un poco, pero esto es lo gracioso, no soy más que una maldita puta, entonces no es como que importe ¿ no?" Esa fue la primera vez que L me abrazó. ¿ Sabe cómo abraza L? Como si el mundo tuviera un lugar donde sólo usted puede pisar, que sólo a usted pertenece. " Mi muñequita, mi chiquita ¿ quiénes fueron los hijos de perra? No te atrevas a decirme que no importa" mentiría si dijera que no me sobresaltó esa actitud. L no era hostíl conmigo, sin embargo siempre fue impersonal , apenas como otra chica en la fiesta, apenas como su amante segura, apenas como la persona que nunca le temía a probar algo nuevo junto a él. Cautelosamente limpié las últimas lágrimas en su camisa " te aseguro que me sentiré mejor después de un harponazo, guapo" Su rostro es ovalado, los ojos café oscuro recubiertos por unas pestañas gruesas y a contraluz amieladas como su cabello, se humedecieron ofendidos, la barbilla fina de niño de alta cuna tembló encolerizado " Las drogas no son un pegamento, Alicia , y tú sólo estás horriblemente rota. No eres una jodida femme fatale, eres una niña con mala suerte y no soy tan irresponsable como para seguirte metiendo en esto" Recuerdo que no tuve valentía para empujarlo, abofetearlo, escupirlo. Es más pesado que yo ( ¿ lo será todavía?) y mucho más alto. Sólo pude torcer la boca " ya es un poco tarde para brotes éticos¿ no crees? digo, la heroína ya no es como un juego de niños, además yo puedo cuidarme sola, no necesito complejos de héroes" solté mi brazo de sus manos, mas el me envolvió efusivo con su cuerpo , besándome entre el cuello y los hombros " ¿ cómo voy a dejarte confiar en ti misma cuando nadie te ha lastimado tanto ? ¿ cómo me pides que no te cuide? Somos dos niños heridos, Venus, somos dos malditos exiliados ¿ tienes un minuto para escucharme? Déjame creer que tú puedes comprenderme..." L lloró conmigo y fue la única vez que hablamos de su vida. Después de eso perdí las esperanza pero tuve una única certeza, esa sin la cual después no podría haber vivido.
No perdí el camino, es que nunca hubo otro. Es que hay gente que nace bajo una luz equivocada, con un signo torcido y no puede ocultarse , no me diga que no lo he intentado, no me hable de fórmulas mágicas. He estado derrotada, de rodillas suplicando a lo que sea que deba suplicarse para no tener qué seguir andando . Porque no perdí el camino, es el único. Y es mayor a mis fuerzas, y ya no tengo el valor de preguntarme si más adelante hay esperanza, si acaso hay... Suplicaba una segunda oportunidad ¿ sabe? debería saberlo en ese largo y oscuro expediente lo mucho que intenté . Dieta sana, visita al psicólogo cada martes , horas contadas frente a los libros, horarios estrictos respecto al ejercicio y la comida, dedicarle tiempo a la escuela, un trabajo que puede decirse, tiempo a la familia, salidas con Ulises. Ahorrar, mejor trabajo, peso ideal, posibilidad de pagar un departamento, relación sana. Vivir juntos. Permitirle pequeñas fiestas. Ausencias, limpiar de nuevo el baño. Evitar a L y los excesos.Él está enamorado de otra y yo ya no tengo dónde pasar la noche...
No perdí el camino, nunca pude escapar de él. Porque ¿ a dónde más puedo ir ahora? No podré sobrevivir otra noche pensando que cuando Ulises decidió que no era suficiente para él, perdí mi casa, perdí peso, perdí el trabajo, perdí el semestre. Y con muchos golpes, recuperé mi casa, recuperé peso, recuperé el semestre, recuperé el trabajo, incluso lo recuperé a él. Pero no me recuperé a mí misma y no dejo de pensar que L tenía razón ¿ cómo voy a poder confiar en mí misma si siempre estoy intentando dañarme, si en verdad soy incapaz de cuidarme? ¿ Por qué iba a querer buscarme yo misma? Mi mayor problema es la dependecia, dijeron. Mi miedo a estar sola. ¿ Fueron muy claros al narrarle qué clase de monstruo sin alma soy?
El metro avanza y logro sentarme después de unas cuantas estaciones. Me duelen las piernas , sonrío lúbrica, la distancia entre Revolución y Buenavista no es significativa si camino con un par de líneas encima ¿ por qué no acompañarlas con un par de cervezas? Total hoy no trabajo y no tengo dónde pasar la noche, total, L no va a aparecer nunca más por esas calles vestido de mujer porque él comprendió hace mucho que había un camino y no era el mismo para ambos. Total, mañana le marcaré de nuevo a Ulises para mendigarle cariño porque él es mi único camino. Las puertas se abren, pitidos.
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