jueves, 3 de diciembre de 2015

Miseria.

Cuando Miseria llegó preñada, estaba pasando por una depresión tan fuerte que me llevó a dos intentos de suicidio. Miseria , con su pelaje gris sucio , múltiples heridas abiertas y flaca, llegó hasta la puerta abierta de mi casa , justo cuando iba de salida. La primera mirada de sus ojitos verdes claro, cansada e indefensa me dejaron desarmada. La vi tan flaca y preñada, que no pude dejarlo pasar y le todo el jamón del refrigerador. Enseguida empecé a estornudar y ella a comer. Problemas con mamá por la alergia, pero Miseria estaba tan indefensa que al final nadie pudo evitar quererla. Después llegaron los bebés y Misi, Miseria, apenas podía estar despierta por el estado delicado de su cuerpo sumado al parto y al amamantamiento. Nos dejaba tocar a sus bebés, nos dejaba acariciarla aunque algo renuente e incluso se alejaba cuando alguno de nosotros se quedaba con sus bebés. Cuando dimos en adopción a todos los pequeños, Miseria se quedó. Había ganado peso , estaba más sana y menos reacia al contacto.Cuidar de ella me obligó a olvidar lo pasado, sólo cuidarla, verla salir adelante me sacó a mí de la depresión. Yo no la recogí ni la adopté, ni nada. Ella me salvó la vida y me dio motivos para vivirla.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Desahogo.

No son más de veinte minutos, depende la habilidad.Veinte, quince gloriosos minutos , algo más mágico que la heroína, ni todos los rosarios del mundo , ni todas las meditaciones dan una paz tan instantánea. Sentir sólo el dolor en la garganta y el vacío es como una segunda oportunidad, la mente en blanco y el corazón encabritado. Igual que con cuaquier placer, hay qué apelar a la cautela. Demasiada excitación puede conducir al atragantamiento. Sonreír con los hilillos de vómito en las comisuras . Sonrisas vacía en toda la extensión de la palabra., el mareo al levantarse. Limpiar la taza del baño y ver el remolino de tragos amargos, gritos, reclamos, llantos que alguna vez tenían qué salir. De la forma más violenta cuando se guardan demasiado tiempo.

jueves, 29 de octubre de 2015

Claroscuros.

Soy maniacodepresiva.Desde muy pequeña me definían como algo berrinchuda y de caracter difícil.Cuando llegó la hora de las hormonas, fue demasiado para mis padres y me dejaron a cargo de mi abuela, la única con el suficiente amor puro para soportar mis semanas llorando en la cama sin motivo o mis excesos de buen ánimo que terminaban en brazos rotos y cicatrices. Hay un vacío en la historia. Cuando regresamos de Tabasco, las cosas sólo podían empeorar. La mala salud , al filo de la muerte de mi abuela , sólo podían poner el minutero a lo que pasaría. Cuando por fin llegó la noticia, yo no lloré, todo el velorio hasta terminar en aquella ridícula caja que acabó en la mesa , no lloré. Me reía en el baño y todos decian que era una malagradecida. Ella hubiera entendido, sin duda, que sólo podía significar que por fin había llegado al límite y me cansé de luchar por la cordura porque ya no había motivos.Pero sí un rosario de claroscuros.


Alcohol, promiscuidad, excesos, Ulises, noches perdidas, peleas, anorexia, bulimia, intentos de suicidio, lágrimas, malas compañías. Carrera en el extranjero, estéticamente agradable para la sociedad, premios en literatura. Treintaycinco kilos. Seis meses en el psiquátrico. Volver al país. Otra carrera rimbombante, Ulises, cincuenta kilos, anorexia, bulimia, L, drogas,D, heroína. Sobredosis, casa en buen barrio, intentos de suicidio, peleas, prostitución, alcohol, Antisicóticos, eutinia, carbonato de litio, familia, sangre, lágrimas, homicidio, violaciones, sol en la cara, frío en la noche, heroína...

miércoles, 21 de octubre de 2015

Fiesta

En una edad muy temprana aprendí que la gente suele ser egoísta,cruel,humillante...hiriente. De niña pasaba mucho tiempo sola hasta que aprendí a leer y dejé de interesarme en socializar. A los catorce años ya había leído a Anaïs Nin y " El Leviatán" Mientras la mayoría hablaba de fiestas, maquillaje , anécdotas hilarantes, yo me volvía más reservada y con menos ánimos de acercarme a los demás.Diversos sucesos me volvieron más oscura y amarga, pero siempre podía contar con mis libros. A los 20 años leía entre 30 y 50 libros al mes. Y era extraordinario combinar ese amor por los libros con mi alcoholismo en las fiestas, donde mientras alguno levantaba mi falda, comenzaba a hablar de Cooper , cuando estando con el chico de los tatuajes un par de años más adelante, antes del sexo anal, leíamos a Génet y todo era maravilloso. La gente puede heirte, pero un libro siempre va a curarte. Puede haber mil fiestas a las cuales nunca entrarás, pero los libros, los buenos libros, son todas las fiestas del mundo y con mejor música.

viernes, 9 de octubre de 2015

Vida

De eso se trata la vida ¿ no? De levantarse cada tercer día con la cara ensangrentada y alguna vena rota. Las botellas bajo la cama y conocer gente en los callejones de los patios más oscuros de esta maldita ciudad deben contener el secreto de la vida para que les buscamos tanto, amor. Arañazos en la espalda y golpes en la cara son los boletos que guardamos de nuestros viajes de una soledad a otra , cada vez más profundas. Porque crecimos a tiempos distintos, pero esta marca de una mala estrella, la más torcida , nos acunó todas las noches en las calles que nos hicieron lo que somos. De frente al abismo, si eres un bastardo sin suerte, nada es mejor que tener un hombro para apoyarse, y de eso debe tratarse la vida. De llorar sin pena hasta que los mocos escurran con las lágrimas y los estertores te doblen hasta sentir que el alma se te partió dentro y nada te sostiene, de recibir la bendición de las prostitutas a las que comprábamos heroína nuestros primeros días de escuela. De sabernos distintos a los demás por los motivos más tristes. De eso se trata la vida ¿ no? Del ridículo consuelo tras nuestras primeras golpizas , amor, con un cigarro y una sonrisa en los labios, de decirnos " al menos seguimos vivos"

miércoles, 7 de octubre de 2015

Hand in glove

El azul de las venas deriva en piel multicolor al contacto con el reflejo de los espectaculares. Estás tan blanca que puedo ver los cristalitos deshaciéndose, muñeca.L coloca mi cabeza en sus piernas  dejando el cigarro en el borde de la banqueta para acomodarme sin quemarme. El humo se difumina con mis pensamientos mientras la h recorre mi torrente y L tararea. Estar a medias colocada tras un largo día en el trabajo , en una calle de Revolución con L , es lo más cerca a la salud y al amor ideal que estaré nunca. ¿ Sabes qué soñé la otra noche , L? que íbamos a un hotel de esos caros donde en lugar de Rosa Venus ponen Qatar Royal Soap o algo así  , y bailábamos el Pequeño Vals Vienés porque estábamos demasiado drogados para coger pero importaba poco porque estábamos tan unidos y te sentía tan cerca y cálido para mí...

Pues vamos. La celeridad y seguridad en sus movimientos me contagian entre risas y vamos corriendo por las calles. Qué importa el rumbo que vamos tomando , si él ilumina las calles con su sonrisa antes de que las pisemos , y su mano en la mía me hacen saber que tenemos todo lo que necesitamos estando juntos. Pronto las prostitutas y ladrones de poca monta son reemplazados por faroles y pequeños parques en el paisaje. Entonces nuestra vestimenta y los lentes oscuros de L empiezan a desentonar pero apenas lo notamos, en nuestra frenética carrera, hasta toparnos con una de las regiones más favorecidas de la capital , y la opulencia de un hotel nos corta el paso. L abre la puerta y con una reverencia me cede el paso. El aliento entrecortado baja su volumen ante la vergüenza de no encajar, con mi vestido sucio de cristal violeta y las botas viejas. Pero nunca se intimida , con la frente en alto corta al guardia de seguridad que se acerca a nosotros gracias, ya sabemos dónde queda la recepción, tome, buen hombre, dejando un par de billetes de alta denominación en sus manos. Lo aturde lo suficiente para llegar a la recepción, y adelantándose a la señora con gesto agrio y altivo, ya dispuesta a echarnos, saca de los bolsillos de su pantalon raído y polvoso, todo el dinero que lleva encima. No me vaya a decir que no puedo pagar, ni se atreva a echarnos que aquí está mi identificación y todo. La tarjeta de negocios de L, con su rimbombante puesto, el montón de billetes y el tono decidido afloran la lambisconería en la recepcionista. Después de tener la llave, busca en el recibidor algún cajero alegando que esos hoteles finos siempre tienen más de uno. L va , y unos chicos se ríen mientras alternan miradas a nosotros y cuchicheos. Él no lo nota, pero yo comienzo a empequeñecerme y sentir que fue mala idea . Vamos caminando por el pasillo con los chicos del recibidor tras nosotros, L le resta importancia , hasta que uno de ellos susurra " esa puta se vería menos corriente con mejor ropa porque no está tan fea"

Intuyo su violencia antes de escuchar su puño encontrando el rostro del chico, los gritos callados por su mano libre para no llamar la atención. Un escupitajo como amenaza final. L con sus casi dos metros y su cuerpo fibroso , no delgado aún como junkie y sus maneras de chico rudo siempre logran imponer. Cuando llegamos a la habitación, quiero recorrer cada detalle, quiero sentir hasta el cristal de la manija del baño. Lujos que desconozco , y si no fuera por él, jamás sabría de su existencia. Deja su chamarra en la silla frente al enorme espejo y enciende la pantalla. Rodeo su cintura  como agradecimiento por haberme defendido.Estas pinches pantallas ya hasta traen youtube me dice antes de girarse y tomar mi mano.

" En Viena hay cuatro espejos..."

La cadencia la dicta él, recargando mi cabeza en su pecho y ciñendo mi cintura contra él. En un momento su mano aprieta más la mía y lo miro a los ojos Nena...¿ ya le contestaste el mensaje a ese?
busco más su calor, vacilando en mi respuesta . Ese momento es nuestro, es un amor que no puede tener nadie más y aún así estoy llena de dudas y aún así...

Dejaría con gusto cada uno de mis dientes en cualquier pelea para defenderte, muñeca , sin pensarlo, cualquier imbécil que se atreve a tocar siquiera un cabello tuyo ya tiene mi odio ganado...Pero no puedo hacer nada contra tus decisiones, nena, sé lo que valgo, todo el amor que puedo ofrecerte...Pero sé que te vas a ir , muñequita, sé que en cualquier momento ... Lo sé...

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Éxito.

Es increíble que hayas llegado tan lejos, mi amor. Hablaba con mi mamá en el café de la mañana de los años y lo que trajeron. Apreté los dientes y agaché la mirada, roja de vergüenza. Una carrera que dice algo, un trabajo que parece algo y una casa que aparente algo no son declaraciones de éxito. Dos sobredosis , cuatro intentos de suicido y un alma destrozada gritan que soy absurdamente joven. Las marcas bajo los ojos que las lágrimas pueden ocultar su sonido mas nunca su paso. Aprieto más los dientes ,adelgazados por años de bulimia y drogas.

Es increíble que ... que sepa que el rojo debe ir de la mano con el morado porque un día se me acabó la paciencia y él debió sujetarme porque " la vas a matar, la vas a matar" y nunca vi si realmente seguía respirando. Que el hambre se olvide con un par de sonrisas , que una jeringa limpia valga más que una noche de sueño, que los hombres paguen tan bien aunque sólo me quede viendo el techo. Que haya sobrevivido , que no haya desgracia más grande que esta aunque no signifique nada. Que la gente que susurraba cuando caminaba por las calles de Santa Fe , me diera ganas de patear a sus perros porque era lo único vivo que tenían. Que haya creído que realmente podría haber sido una artista, que todos los libros que han recorrido mis ojos no le den un poco más de valor a mi vida. Que ocho años se puedan desdecir como si no hubieran sido mi único motivo para levantar la cara los días aciagos.

Hayas llegado tan lejos... caminando a tropezones cada borrachera hasta casa, al hospital tras cada golpiza, a sus brazos tras una jornada gris, al borde de la pluma cuando no había con quién charlar, a la desesperanza cuando " ya hice planes con mi novia" al desesperado enamoramiento por estar tan sola, a los 35 kilos, a los 89 kilos, a la punta de mis dedos cuando fue demasiado, al salón de clases sin entender una mierda.

Mi amor... tan vapuleado y humillado, de rodillas pidiendo un poquito  de calor, por favor, es lo único que tengo para dar y si no lo quieres ¿ qué voy a hacer con tanto? Sale de mí porque no quiere estar conmigo. Me lo regresó mi abuela al morir y es todo lo que tengo. Quiero levantar la vista , o acurrucarme en su pecho como niña rota y asustada, pero que no pregunte, que no me haga hablar nunca de las cosas que no puedo contarle, que no me haga quitarle su imagen de " yo crié a esta mujer exitosa" que me de ese amor tan suyo sólo para poder sanar el mío.

viernes, 21 de agosto de 2015

Odio

La madera cruje conforme avanza la noche y sé que es el momento de desnudarme . Sé la dureza del día que se perfil tras esto y toda la tristeza que acabará de doblarme sobre el retrete para poder llorar a solas dos minutos sin levantar sospechas. Acaricio su rostro, con ese rostro tan hermoso podria gobernar el mundo , y en lugar de eso está compartiendo la misma almohada mugrosa de un hotel barato conmigo.

 ¿ Dónde voy a poner tanto odio? Me desvisto cauta, a oscuras y en silencio, pero ¿ dónde pondré tanto odio? ¿ dónde dejar la ciega rabia de haber visto las caras más amargas de la vida y aún así haber sido capaz de cantarle? La rabia fue la única fuerza que me quedó tras  la verdadera belleza. Esa belleza que te obliga a ser humilde y saber que también el dolor significa algo, que la vida no es una sucesión de momentos placenteros ni se enfrenta con una sonrisa porque sino vas a perderte algo, porque el hierro se forja a golpes y no con flores, me dijo L. ¿ De qué paz pueden hablar los que nunca la perdieron? Quienes nunca escucharon la cordura quebrarse no reconocen ese segundo que le antecede, ese segundo donde haces sagradas las únicas horas por las que valió la pena estar con la mierda al cuello.  Conozco la desesperación del vacío y eso me hizo consagrar y jurar defender hasta la última gota de sangre a todos mis amuletos. Cuando el amor propio se acaba , sólo queda vivir por amor a los demás. Veo en sus ojos el ansia porque termine de desanudarme el sostén, pero tengo miedo de que  todo el vacío que tengo pueda más que las blancura de mis senos y salga corriendo , y de nuevo esta noche muerda las esquinas de la cobija para no gritar contra las paredes.Es inconcebible que la misma realidad de un vaso roto abarque esta noche con él. Me mira extrañado cuando río bajito y le agradezco. La realidad se extiende a otras personas, a otras verdades, pero ésta es la mía y me aferro a ella con todo. Deja que te la comparta, se cae el sostén, deja que sea la mujer oscura que te habla de abandonos y derrotas, deja que desprecie a las mujeres claras que embelesan tu corazón con huecas palabras " corre bajo la lluvia, lee muchos, ama a tu prójimo, sé la mejor versión de ti mismo" mientras en mi vientre voy sintiendo tus universos explotando. Deja que sea el silencio quien corrija nuestras disonancias, nuestras torpezas. Por favor, demórate un poco en mis labios que no lo hago por el placer ni por la soledad, sólo quiero olvidar otras manos esta noche. 

viernes, 14 de agosto de 2015

ocho

Ocho años juntos.Ocho días menos uno y es tu cumpleaños. Y preferiste pasarlo junto a ella en una de esas cervecerías rimbombantes que ni siquiera puedo pronunciar. Te hice un pastel ¿ sabes? y me puse el vestido que me regalaste en mi cumpleaños cuando la heroína y Betel todavía no nos distanciaban.Se me apagó la alegría con tus torpes balbuceos ,alguna excusa. Pero ella mismo me hizo saber que estaban juntos. Le regalé el pastel a un indigente y encendí un cigarro sin saber a quién marcarle. ¿ Contra quién podría apagar las lágrimas sin caer en el ridículo? El despecho es patético cuando se admite y aún así no podía tragármelo yo sola. El primero fue mi dealer siempre atento y dispuesto. Ocho gramos. Ocho líneas. Ahí quedó el dinero del hotel de lujo al que quería llevarte. Después a L. No quería que supiera el desaire, violento e irracional , sonaban en mis oídos las palabras de la última vez que lo busqué llorando" si ese hijo de perra te vuelve a hacer algo, lo mato a él y a la puta gorda que trae de vieja" Nunca pensé realmente en mi belleza hasta que una mujer mayor que yo, gorda y no digamos agraciada , se coló en las piernas del único hombre que realmente he amado en la vida. Contra los labios de L que no dejaba de alabar mi belleza de muñeca, según él, no podía sentir más que asco por mí misma. Las palabras desmintieron mi  miedo al pedirle a él, solo a él que pasáramos la noche.

Me saludó con entusiasmo pero lo supo enseguida. Lo vi apretrar con dureza la mandíbula para no preguntar , me abrió la puerta del auto sin quitarse los lentes oscuros y ni una palabra más. Condujo hasta su casa sin cuestionármelo. Amo su jardincito , detalle que no concuerda en la vida de un hombre duro como L, sin embargo las gardenias y plantas aromáticas crecen orgullosas  y sanas en sus manos. Flaca, ¿ le encargaste merca a Juan? me cuestiona duro. Asiento y me dice que le pida que se vean a unas ocho cuadras de su casa. Regresa y guarda los paquetitos en su armario. No lo cuestiono porque de memoria conozco su discurso de nada de drogas con tristeza.Se sienta en la cama y pasa su mano por mis hombros, pegándome a su pecho. 

Nena, ya sé que hoy es su cumpleaños y por tu carita intuyo lo que pasa , no me lo digas. Yo no te puedo quitar lo que sientes y ten por seguro que ni un millón de jeringas podrán más que sepultarlo sin matarlo. Escúchame , ven, aquí en mi pecho ¿ lo escuchas? aquí está también mi corazón deshecho por verte preferir a alguien más, que ya ni digamos que te odia. Escucha su ritmo alterado por el peso de las palabras que me trago para no herirte, el peso de los besos que me exijo no darte. Eres endemoniadamente bella y te quieres comparar , con tus ojos heridos por el juicio del desaire, con una mujer que ha necesitado restregarte, mensaje a mensaje, foto a foto, que logró conseguir la atención de un hombre. Mírate con mis ojos, Venus, por piedad, mírate con la mitad de adoración con la que te veo . Siente tu cuerpo con mi deseo, escucha tus palabras con mi intelecto humillado por el tuyo. Ámate con mi amor que está completo para ti, nena.  

Pasamos la noche sin llorar , con mucho sexo y pocas drogas. Al amanecer , tenía ocho llamadas perdidas. Ninguna suya.

jueves, 15 de enero de 2015

Adio Kerida

No sé cuántas maneras de decir adiós existan, porque un puñado de tierra no puede significar demasiado
https://www.youtube.com/watch?v=DdcusOXh_f8



Hermandad

Ninguna dijo nada, sin embargo ella lo supo. Lejos del descaro, procuraba imitar su falta de sonidos, comencé a mirarla fijamente, cada gesto atravesaba mis pupilas, la mesura al abrir los labios, los dedos enrollando el cabello, el roce efímero con la otra mano. Entre nosotras surgió la cordialidad “nada veo, nada sé” ante los sudores ajenos que nos recorrían.

Apenas unas palabras en la mañana, sin embargo, por las noches me abrazaba sollozando.

Querida mía, ojalá la ceguera fuera suficiente, pero es imposible ignorar esa danza en tus sueños, rasgo terrible de una enfermedad que nos hermana.

Bajo tu pulso encolerizado voy sintiendo aquellos universos increíbles e x p l o t a n d o en un millón                             de estrellas
                                                                     entre tu pecho y el mío

y  las rupturas
mis divisiones
mis obligaciones

Todo repitiéndose en ese orden, en otro siglo…

Cocaína

¿A qué sabe la cocaína?

Recién descubro que no estoy sola ¿Quién será él? ¿Será importante? ¿Está hablando conmigo?
A qué, muñequita, a qué. Me dice cantando mientras se acerca y me besa el cuello. A qué, a qué.

Sabe a estar vacía, como estar en la orilla de ti, preguntándote ¿qué diría mi mamá si me viera tan intoxicada? ¿Qué diría si supiera que lo más cercano que he estado de la paz, ha sido entre estas tres líneas? Qué diría si tuviera qué explicarle cómo todas las tardes me lleno la nariz o las venas para que ya no me duela el paraíso perdido.

Cómo le explicaría, por ejemplo, que la cocaína me despierta para no cortarme las venas, salir a la calle porque no soporto a nadie a menos que me abra las piernas. Eso. Mi obsesión con el sexo no va más allá de esa manera desesperada de gritar, somos un maldito puñado de mierda, no somos más que una orgía de lamentaciones, bájate de tu maldito altar, no somos nada más allá. Quizás sea jueves y deba ir con el doctor que me dice " aprendimos a no tenerle miedo a la comida, ahora aprendamos a comer, ahora aprendamos a comer y no vomitar" y esa cara de estúpida superioridad cuando confieso que no siento nada respecto a ninguna cosa.

No se puede ser totalmente indiferente ¿no lloraste por mamá?
Por eso nadie quiere a los psicólogos cuando pierden la empatía. No estoy gritando, estoy mirando la ventana pensando cuánta falta me hace un buen cigarro. Y el doctor me mira tras su sonrisa petulante, diciendo que con tantos amantes no puedo ser insensible.

Son ejercicios simples, le digo mientras me acerco a él y me siento en sus piernas, tomándolo por completa sorpresa, son ejercicios repetidos hasta el cansancio. Es un simple roce, deje que lo ilustre.

Tomarlo por la nuca y besarlo sin pensar nada más que ese maldito cigarro, poner sus manos en mis caderas. No soy hermosa, lo sé, pero los hombres son hombres. Sexo oral, penetración, semen en el vientre, no digas nada, no sé qué me pasó, esto no es ético, dios mío. Un pañuelo, sin muecas, y marcharse.

Complejo de Pizarnik, diría si no tuviera temor a la hipocresía que demostraría al echarme a llorar. Ay, Alejandra,las madres.

Mamá confundió la dirección al teatro, y deberemos caminar horas por este barrio rico de la ciudad, mi estrellita, la noche está muy crecida, justo a tu altura, solapas mi estupidez con tu inmensa ternura,  tu mano me sujeta y las cosas van adquiriendo nombres más sencillos, inquebrantables en su verdad. Más adentro en las horas, yo te cargaré, mi lucecita, cuando la obra ya haya comenzado, y las cosas de adultos que aún no toman forma en tu mundo te adormilen en mi pecho. Escucha mi corazón, su compás diciendo: te quiero, mi niña, te quiero.





No no no. Para eso está la cocaína, para no llorar. Para borrar los recuerdos y este sabor amargo que deja saber que voy a morir sola.


A eso sabe la cocaína, le susurro antes de salir huyendo. A un inminente hundimiento.

Regresos


Respirar. Abrir los ojos y sentir el dolor en todo el cuerpo. Quitar el brazo sea cual sea de la cintura, buscar la ropa interior, vestirse, besar la frente de ambos, no hacer ruido al salir ni correr, caminar. Esquivar las miradas a mi cabello, no vomitar en el transporte público, pensar una canción, dormitar hasta sentir el golpe en el hombro del policía. Caminar un poco más.



Llegar a casa, encontrarlo dormido, huir al baño, escucharlo susurrar, temblar bajo sus brazos, agradecer el beso, entrecerrar los ojos, sus palabras amorosas. No llorar. No pensar.

Dulzura

Que mis caderas eran tuyas, en un sentido más allá de lo erótico, me dijiste con esa sonrisita torcida, que desde que la vi, intuí me llevaría más rápido al fin del mundo. Te arrojé  a la cara un rosario de motivos para no volver a vernos,  y tú, experta en abrir heridas, ibas orillándome a tus brazos, cerrando mis salidas.


Y es que me dio miedo. En el fondo rogaba, te suplicaba que no me explicaras jamás esa frase, aunque por fuera utilizara todos mis artilugios para que me lo dijeras. Ya ves, princesa, que yo salí más tramposa que tú.


Aunque tú ya lo sabías, mucho antes de conocerme, me lo dijiste, soñabas con que un día te toparías con una chica dispuesta a amarte a pesar de sí misma, con más trampas que una mina abandonada, que prefería lastimarse a herir a terceros, y tú estarías lista para…


No quise saber, preferí averiguar, sabes que soy terca, y que cuando se trata de ti, me empecino en llevarme la contraria, pero tú me regresas a mí misma, perdonas mi pasado por mucho que yo lo odie, me cuidas como la niña asustada que en tus brazos me convierto.


Una vez me dijiste que yo podía volverme adictiva sólo con  un vistazo, bueno, yo creo que tú resultas más adictiva,  con tu manera de hacerme sentir desprotegida con un simple me gustas, o las ganas de llorar que a veces me da tú sonrisita culpable, tu forma de hacerme reír, cuando me ves triste .Te lo dije, no todos los días se encuentra a alguien como tú, aunque te rías.



Qué querías que hiciera, si me habían enganchado tus mensajes a medianoche, con un simple, fly me to the moon, que me erizaban la piel, o la fragilidad con que me pedías que me quedara un poco más a tu lado. Si yo sé que nadie más esperaría pillarme escribiendo tequieros en el espejo, si sé que no quiero que nadie más entienda por qué lloro cuando veo gardenias.



Que mis caderas eran tuyas, en un sentido más allá de lo erótico, me dijiste con esa sonrisita torcida, que me enseñaba la orilla del mundo, eliminando mi vértigo. Te arrojé  a la cara un rosario de motivos para que no me quisieras como yo te quiero, y tú, experta en cerrar mis heridas, ibas abriendo mis brazos, del tamaño exacto para que entraras, haciéndome odiar las 

Desamor

Puntos difusos en el aire enrarecido postorgásmico, te sientas un momento en la cama para limpiar el semen que quedó en tu vientre. Caminas a la cocina atraída por un aroma dulzón.


Sueltas tu cabello recién cortado al igual que las venas, esquivas el pensamiento. Descubres en la cocina los residuos del desayuno a medio terminar, tomas un resto que quedó en el plato, una nota confusa pide que salgas corriendo, que no tarda en llegar ella.

Ella.

Te recorre un escalofrío. Corres al baño y tiras los restos de comida por el excusado, tambaleante regresas a la cama  de nervios vomitas en la almohada mientras te vistes. Metes en la mochila los libros, un disco de Veloso que te regaló, los condones que de nuevo te convenció para no usar. Corres a la calle.


Falta una hora para que entres al trabajo. Miras de reojo la casa abandonada y recuperada la respiración, te sientes patética.

No es la primera vez que él te deja sola en casa y amenaza con la llegada inesperada de la novia "legítima" para que  huyas con el Cristo en los labios. Te da risa la certeza de caer siempre que él te lo pida.

 La huida anterior corriste hasta el puente más cercano, empezaste a llorar y maldecir asustando a los transeúntes. Juraste hasta por los hijos venideros que si llamaba, esta vez no ibas a contestar, no volverías a dejar todo sólo por su vocecita dulce. Pensar que estás recorriendo las calles que de nuevo te dejaron caer entre sus piernas. Llegas a un cafecito cercano al trabajo. Todavía faltan cuarenta minutos, no has comido nada.



¿Cuándo te llamo? Preguntas algo insegura. Se va a ir, de nuevo. Se va a ir, repites como niña con rabieta.


Ya te dije que yo te llamo, íde.


Tu nombre en sus labios deja  la sensación de agua fresca, calma una sed que parece eterna. Olvidas por completo que  se marchará mañana a Veracruz con ella a celebrar un estúpido aniversario. Lo olvidas, y por eso ríes al decirle cualquier tontería. Cuelga y te queda en la piel una sensación de lozanía, de frescura, de aroma.


Una vez que termina tu turno, vas corriendo a refugiarte en el café de la mañana. Te topas con conocidos que preguntan por qué no llegaste ayer a una fiesta, pides café, inventas cualquier cosa. Tu relación con él es un secreto a voces, pero nunca quedó en ti que se divulgara. Te dolía hablar del tema.


Pero siempre existe alguien lo suficiente indiferente. Y una voz del grupo te pregunta por Yoatzín, que dónde lo dejaste, tú, aunque te mueres por caerle a golpes al sujeto, sonríes y le dices que no lo has visto desde la vez del tokin. No sabes ni te importa saber si te creyeron, degustas tu café, pides azúcar mascabada odias la refinada.


Bueno, y ya conoces a su novia. El mismo sujeto pregunta, y todos lo miran con cara de circunstancia. Sí, a Jennifer (un nombre común, como era de esperarse) su novia, sino, de todas formas viene para hablar con Juan.

Se te revuelve el estómago, y con un hilito de voz respondes algo parecido a un qué bien, sería demasiado obvio salir corriendo, optando por ser pragmática, desvías tus pensamientos a una canción que resuena en la tienda de discos cercana.


Abre tus ojitos de agua, calma de mi amor la sed...


Cuando escuchas un taconeo cercano, no puedes evitar agachar la mirada, apretar un poco los puños, te sientes como un cordero llevado al matadero.

Y entonces su voz.

Su voz.

La voz.

Una mezcla entre graznido y señora sin orgasmos. Levantas la mirada, su presencia rompe por completo con la imagen que tenías de ella. No muy alta, morena sin un atisbo de belleza, con un problema evidente de sobrepeso. Esto es lo que pintaría Botero después de leer caldo de pollo para el alma, piensas,  una carcajada inoportuna se te escapa.

Dale calor a mi vida...Dame de ti qué beber...


Nunca llamó. Pasó más de un mes y nunca llamó. Fue lo mejor. Estabas pasando por las duras penas de una menstruación que no llega. Crees que dos semanas y media de retraso es preocupante. Pero mejor que no lo sepa. Que nadie sepa que tú, una niña de diecisiete años, está posiblemente, esperando un hijo de un señor apenas cinco años más joven que tu padre.



Te dejas caer en el jardín de tu casa, miras las hojas de los árboles, con sus venitas traslúcidas, instintivamente te tocas las venas. Recuerdas esa vez en un bar, se toparon por cosas del destino, cada quien en una mesa aparte. No  pudiste evitar acercarte a él, dijiste casi murmurando que tenías sed. No sabes si fue burla que dijera  que como buena vampiresa, bebieras de tu propia sangre. Golpe bajo al orgullo, la mezcla de licores, depresión, soledad, te orillaron a romper en pedazos la botella que minutos antes habían terminado. Pasaste un vidrio por tus muñecas y la sangre brotó como una fuente milagrosa ante la vista horrorizada de tus amigos, que te llevaron a tu casa a curarte. Él ni lo notó. Delineas en el pasto una media luna, arrojas piedritas a las mariposas que se acercan a las flores. Siente el celular vibrar, miras el mensaje. Es él, te dice que acaba de regresar de Veracruz, pregunta si estás sola, porque va a ir a tu casa. Respondes, continúas aventando piedritas.

Des.

Llevo una semana vomitando. Apenas recuerdo la última vez que había sentido el vómito recorrer mi garganta sin ser yo quien lo induciera. Tiemblo todo el tiempo, casi no puedo estar despierta y siento tanto dolor en todo el cuerpo ... El cabello se me ha adelgazado , y mi ropa indica una pérdida importante de peso. En una semana comienzan las clases de nuevo y no me siento capaz ni de leer dos líneas y darles sentido. Él tenía razón, soy una niña tonta jugando a la femme fatale, otra vez estoy llorando.

¿ La adicción es peor que la desintoxicación? una mierda. Una rotunda mierda, como la que he hecho con mi vida, cielo santo. La sensación de placer , dudar entre la vida y la muerte, extrema sensibilidad y afinidad con cualquier persona a mi alrededor ¿ valían lo suficiente? He perdido amigos, la relación familiar se ha debilitado al punto de no participar en los festejos de año nuevo, ni hablar del amor... He visto su carita preocupada más que decepecionada al sacarme de esos lugares de mala muerte tras días sin saber de mí.Y lo peor, lo he visto cada vez más cansado. Conocí la vida de una manera más oscura y creí que esa transgresión a las normas era felicidad ¿ felicidad no importarme saber si lo que ocurría era real? ¿ Felicidad perder el control ? Ahora puedo plantear mis prioridades. Y sé que no podría estar más frágil, aunque sea perfecto un sueño tan sólo es un sueño, y pobre diablo el que crea lo contrario.


LEntamente va saliendo de mi cuerpo aunque no se irá por completo, estoy marcada de por vida por su signo, mis venas no pueden mentir, el latido desbocado e irregular de mi corazón siempre hablará de su recorrido sanguíneo. No valía la pena perder tanto, y aún así...